Iglesias y Monedero ven la final del Mundial después de promover su boicot
Los líderes “en la sombra” de Podemos han subido una foto disfrutando de la final del mundial de fútbol entre Argentina y Francia: el resultado, lo de menos, la incongruencia lo de siempre
Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Rafa Mayoral han decidido ver juntos este domingo el partido de la final del mundial de Catar 2022 que ha enfrentado a Argentina y a Francia. Pero lo han hecho desde un punto de vista geopolítico y con la ideología de la extrema izquierda siempre presente, como suele ser habitual.
“Aquí vamos todos con Argentina. Pablo Iglesias, Rafa Mayoral, un servidor y también Tirso. Queremos a la Francia insumisa. Pero el corazón nos habla hoy con acento de América Latina. ¡Vamos Argentina!”, ha compartido en un mensaje en la red social Twitter el profesor de políticas de la Universidad Complutense.
Pero resulta muy curioso cómo Monedero e Iglesias, que llevan dando lecciones morales estos últimos dos meses con la poca moralidad de quienes viesen el mundial de fútbol de la FIFA por realizarse en Catar, país que consideran que no respeta los derechos humanos, ahora se suman a la cita mundialista sin rechistar.
Primero lanzaron la pelota al aire, alentando al boicot para enseñarle a la FIFA que los aficionados al fútbol eran mucho mejores que los “altos poderes”, y que ellos se sumarían a ese boicot. Ahora, de buen domingo y con el calor de un sofá (aunque van con mucha chaquetas puestas para estar en una casa, que podría ser la de Iglesias en Galapagar), han decidido esquivar el boicot que ellos mismos habían fomentado.
Es lo de siempre: la izquierda radical que no respeta las libertades de la población, dando lecciones que luego no cumplen. Si dicen que se sienten cómodos en la pobreza o en barrios como Vallecas, preparan a escondidas un sueldazo en un ministerio y la compra de una casa con piscina a las afueras de Madrid. Y si dicen que protegerán a las mujeres, prepararán una ley que deja huecos legales por los que los agresores se escapan con reducciones de penas, como ha ocurrido con la ley del “solo sí es sí”.