La "Dieta del Pomelo"
Como algunos de ustedes saben, colaboro asiduamente en el programa Espejo Público, magazine informativo matutino de Antena 3 TV. Y hace unos días, muy pocos, hablamos del poder adelgazante que al parecer tiene el Pomelo (programa del día 18-01.2023). Una de tantas dietas que hacen algunos actores, personajes populares y gente de la farándula, dispuestos a perder “casi mágicamente” los aumentos de peso que, por descuido, muchas veces, ellos y ellas tienen.
Cuando ya había empezado el set, a las 3 horas y 19 minutos de programa (por si quieren verlo), conectaron en directo con una farmacéutica que nos habló del poder ansiolítico, que tiene el oler el pomelo.
La “aromaterapeuta”, que así fue presentada, ni corta ni perezosa, dijo con meridiana claridad y alto convencimiento, que si se olía el pomelo la ansiedad disminuía. Añadió, muy seria ella, que había diversos estudios que lo verificaban y replicaban. También afirmó, por último, que eso forma parte de una técnica de sanación como es la aromaterapia.
Ante tal afirmación me removí en mi asiento, y Sussana Griso, que me conoce bastante bien ya que llevamos varios años de convivencia televisiva, me dio la palabra, con una introducción más o menos así: “nuestro colaborador el Dr. Fuertes, no parece estar muy de acuerdo con lo que está usted diciendo…"
Tome el uso de la palabra, y más o menos le dije que la ansiedad era una enfermedad muy seria y que hace sufrir a mucha gente; que era un tema con el que no se debía banalizar, que me gustaría recibir información objetiva de los estudios que dicen que hay al respecto para llevarla a algún congreso o reunión de trabajo, y que no obstante me resultaba muy difícil de creerlo.
Ante la sorpresa de mi intervención que la señora boticaria no esperaba, empezó a matizar, y acabo por decir que su propuesta era para casos muy leves, que solo la recomendaba ante pequeños episodios de ansiedad reactiva y que en ningún caso tenía eficacia para la ansiedad como tal y que… vamos… que era casi igual oler el pomelo que la colonia de Loewe (eso lo pensé yo).
El problema no es lo que se dijo, sino quien lo dijo (profesional sanitaria), la elevada audiencia de un programa como Espejo Público y su capacidad de influir e informar a la ciudadanía.
Con este tipo de afirmaciones, a las que no confiero maldad alguna, vaya por delante esta afirmación, lo que si puede ocurrir es que se retrase la llegada al sistema sanitario de muchos trastornos de ansiedad, que por mucho que huelan el pomelo, no se van a mejorar.
Estos “retrasos asistenciales”, como si ya no fuera suficiente con los organizativos existentes, además de hacer sufrir a las personas, contribuyen a una cronificación de la ansiedad, a la necesidad de utilizar después tratamientos más agresivos, a bajas laborales, y, la sensación de que en España estamos todos muy nerviosos y que los “médicos malvados” nos dedicamos a prescribir imprudentemente ansiolíticos a “troche y moche” como si no hubiera un mañana, sin que nadie piense, porque existe esos aumentos en la prescripción de ansiolíticos como se viene señalando repetitivamente.
La medicina no debe estar basada en las creencias (todas respetables o cuando menos tolerables), sino en las evidencias (probadas, verificadas y contrastadas). El peligro en la televisión no es solo lo que se dice, sino quien lo dice y, lo más importante, quien lo escucha y su capacidad discriminativa.
Dr. José Carlos Fuertes Rocañin. Especialista en psiquiatría. Presidente de la Sociedad de Psiquiatría Legal y Ciencias Forenses