Política para las personas
Hay dos tipos de políticos: los que hacen políticas para los políticos y los que la hacen para personas. Estas líneas van para los segundos, los que se dedican a mejorar la vida de la gente.
Hay dos tipos de políticos: los que hacen políticas para los políticos y los que hacen política para las personas. A los primeros no les dedicaré ni una letra, ya las páginas de los periódicos están llenas de sus aventuras y desventuras para sostener el gobierno social comunista que padecemos. Estas líneas son para los segundos, para quienes dedican su día a día a mejorar la vida de las personas desde distintos ámbitos.
Sin duda, el objetivo es ambicioso, sobre todo por lo complejo. Y por ello acierta la presidenta Díaz Ayuso convocando el próximo sábado, en las Jornadas Populares que celebraremos en Torrejón de Ardoz, a expertos de la sociedad civil que trabajan intelectualmente en el concepto de la meritocracia, y también a personas de reconocido prestigio en sus disciplinas, para que nos acompañen en la tarea de seguir pensando cómo mejoramos la vida de la gente entorno a estos dos conceptos: mérito y esfuerzo.
Sí. Aquí no tenemos ningún miedo a estas dos palabras clave: mérito y esfuerzo. Ambos términos deben ser asumidos como valores universales, transversales y comunes a toda la sociedad. La mejor forma de reconocer un valor es identificar si existe su contravalor, y aquí lo tenemos claro: donde no se prima el mérito sabemos que se prima el apellido, el dinero o el nepotismo. Donde no se fomenta el esfuerzo, caemos en la desidia y en la mediocridad. Y ninguno de estos son atributos positivos ni para las personas, ni para la sociedad.
Por eso es tan importante que alcemos la voz y que no nos dejemos embaucar por toda la propaganda del populismo, también del populismo educativo, que pretende dar la vuelta a estos binomios de valor y contravalor.
Leía recientemente a Inker Enkvist, que también nos acompañará el próximo 28 de enero en las IV Jornadas Populares en Torrejón de Ardoz, unas palabras de resumen sobre la obra de otro de estos catedráticos y escritores empeñados en demonizar la meritocracia. En este caso hablaba de Markovits, catedrático nada menos que de Yale, para quien “es injusto” que los méritos se “hereden”. Y el origen de esa injusticia radica, según él, en que personas muy educadas y trabajadoras, se casan con otras similares y forman familias estables que no se divorcian, y que dedican tiempo y recursos a la educación de sus hijos. Entonces, para otras personas, “resulta muy difícil competir con estas familias”.
Los políticos del primer tipo, los que hacen políticas para políticos, no se preocupan por la igualdad de oportunidades sino por la igualdad de los resultados; y para ello igualan, pero a la baja, en el ámbito académico; igualan a la baja los salarios (engañando con subidas permanentes del SMI que hace cada vez menor la diferencia salarial entre empleos de mayor y de menor cualificación), e igualan a la baja las expectativas de unos jóvenes que ven frustrado su plan de vida.
Es ahí donde el mérito y el esfuerzo ponen en peligro este plan igualitarista, porque son las mejores herramientas para el progreso, de los individuos y de toda la sociedad.
Tiene razón Markovits en una cosa: cuando un joven tiene éxito, es un éxito de toda su familia; y el éxito de la familia probablemente contribuya al éxito de sus jóvenes.
Por ello, dando continuidad a las anteriores convocatorias de las Jornadas Populares (donde hemos hablado de las familias, de los jóvenes, de las consecuencias en la salud mental de las personas…), ahora abordaremos cómo fortalecer estas dos herramientas de progreso, el mérito y el esfuerzo, para seguir prosperando como sociedad y para crecer como personas.
Las dos famosas pes del acrónimo del Partido Popular nos representan justo por eso, porque hacemos Política para las Personas. Estáis todos invitados.
Por Ana Collado, diputada del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Madrid y secretaría de participación del PP de Madrid