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Comunismo 'Next Generation'

La ministra de Igualdad, Irene Montero; la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

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El escritor argentino Jorge Luis Borges afirmó que: “Hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico te convierte en mormón”. Hoy en día esta frase tiene máxima vigencia en España, ya que hay un sector de la sociedad, tanto política como mediática, que te tilda de “facha” solamente por mantener posturas en contra del totalitarismo de izquierdas.

Estamos ante un nuevo comunismo intolerante, pero de segunda generación que se autodefine como progresista, y así, añadiendo dicho término se blanquea ante los ojos de la sociedad una ideología que ha sido una de las más sangrientas en la historia de la humanidad.

Podemos poner ejemplos de como se tratan ciertos hechos según la ideología de su autor. Un caso sorprendente es el del jubilado burgalés que ha sido detenido como presunto autor del envío de cartas explosivas a distintas autoridades y embajadas hace unos meses. En la crónica de su detención se ha hecho constar que era un nostálgico del comunismo e incluso tenía un póster de “la pasionaria”, dato que no ha sido objeto de comentario alguno.

Me hubiera gustado comprobar, aunque todos sabemos como hubiera sido utilizada la noticia, si el jubilado hubiera tenido un póster con la imagen de un líder de la extrema derecha.

Otra noticia que considero de máxima gravedad, y que no ha tenido repercusión social, es el mensaje que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, lanzó a sus alumnos de la universidad, en el sentido de considerar positivo que en China no hubiera elecciones libres como medio para garantizar la estabilidad. Igualmente me hubiera gustado comprobar la reacción de muchos medios si otro líder hubiera alabado el régimen de Pinochet por dar estabilidad a Chile sin elecciones libres.

Las ideologías que añoran a figuras y regímenes que no respetan los derechos humanos nunca pueden considerarse como progresistas, porque el principio del progreso es la libertad, y en el actual gobierno y en la mayoría de sus socios, se utiliza la palabra progreso para autodefinirse cuando muchos de sus miembros se caracterizan por poner en práctica políticas que ponen en duda la realidad de este concepto.

En España el actual gobierno 'sanchista' subsiste gracias al blanqueamiento de ideologías autoritarias y por eso tiene obsesión de tildar de “facha” a todo aquel que denuncia los excesos de su acción política.

Criticar las aberrantes consecuencias de la ley del “solo sí es sí” trae consigo una marea de insultos intolerantes en las redes sociales y en los discursos de las ministras comunistas del gobierno, con el silencio del presidente Sánchez, que sigue insistiendo en que su gobierno es el más feminista de la historia y el que más ha hecho por la dignidad de las mujeres, cuando casi 300 violadores y pederastas se han beneficiado de la legislación gubernamental.

Ser propietario de una empresa de alimentación que da empleo a cientos de trabajadores, es denominado capitalista indecente sin que la comunista Belarra sea cesada inmediatamente por el responsable de que sea ministra, que no es otro que Pedro Sánchez, por lo que no vale que algún socialista salga diciendo que no está de acuerdo, porque los excesos se pagan con el cese.

Por otra parte, ser progresista es amar la libertad, también la de poder ir a la Universidad Complutense de Madrid para recibir un premio y no ser atacada como le ocurrió a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la cual fue insultada por decenas de intolerantes de ideología comunista y jaleados por el ministro de Universidades, también comunista, sin que Sánchez haya dicho nada.

¿Dónde queda la famosa frase de Irene Montero de que la “violencia verbal contra una persona es violencia física?”, frase que fue aplaudida por tertulianos autodenominados “progresistas” que afirmaron que era “fascismo”.

Actualmente no se pueden blanquear las ideologías autoritarias, y menos, señalar con un dedo a unas y dar palmaditas a otras, porque denunciar los ataques contra la libertad no te convierte en “facha”. Aunque se presenten como una ideología next generation como nos intentan vender desde algunos altavoces del gobierno.

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