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Almudena Gómez / Acción Liberal

'La ladrona': los efectos perversos de la inflación

Un panel del Ibex 35 en el Palacio de la Bolsa, a 9 de febrero de 2023, en Madrid.

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Decía Margaret Thatcher que “la inflación es la ladrona del dinero de los ahorradores”. Este comentario coincide con la opinión emitida por Juan de Mariana en 1069 en su “Tratado y Discurso sobe la Moneda de Vellón”, que le llevó a la cárcel por enfado del Rey y le valió la inclusión en el índice de libros prohibidos por la Inquisición.

Es curiosa la coincidencia, ya que las circunstancias históricas y sociales de la España del Siglo XVII y del Reino Unido a finales del S. XX no se parecen en nada. Sin embargo, el efecto de la inflación, tal como nos indican el estudioso liberal y la Primera Ministra, fue exactamente el mismo, es decir, el empobrecimiento de los súbditos.

Ni con Juan de Mariana ni con Thatcher había guerra en Ucrania ni dificultades en el abastecimiento de energía (velas y petróleo estaban disponibles) por tanto, parece que el problema puede estar en otro sitio.

Lo que ambos detectaron sin lugar a dudas es que la inflación deterioraba inevitablemente el poder adquisitivo de la población en general, pero además Juan de Mariana, como brillante analista que era, describió con lucidez el motivo. “[…] si baja el dinero del valor legal, suben todas las mercancías sin remedio, a la misma proporción que abajaron la moneda y todo sale a una cuarta.”

Es decir, el incremento de la masa monetaria sin respaldo de demanda, lleva inevitablemente al aumento de los precios. Dicho en forma sencilla, al imprimir sin cesar, el dinero pierde valor, porque cada unidad sirve para menos y se llega a necesitar un millón de esas unidades para comprar algo tan básico como una barra de pan, como indicaba Juan de Mariana.

El único camino para bajar la inflación es reducir la oferta monetaria, dejar de imprimir, es decir, emitir menos deuda, subir los tipos de endeudamiento y reducir el gasto. Volviendo a nuestros liberales, en Siglo XVII y en el XX, ambos vieron con igual claridad, que la estabilidad monetaria es imprescindible para el sano funcionamiento de la economía.

Los Bancos Centrales no pueden convertirse en cómplices de aquellos gobiernos que aumentan la masa monetaria para sufragar sus irresponsables políticas de gasto, generando una inflación que va a deteriorar inexorablemente el poder adquisitivo de los salarios y por tanto la libertada de actuación de los ciudadanos. Enfrentamos hoy en 2023 niveles de inflación muy peligrosos y el Banco Central Europeo parece haber reaccionado al fin con medidas que tienden a lograr la reducción de la inflación, disminuyendo la masa monetaria y exigiendo disciplina presupuestaria para mantener el valor del Euro y el poder adquisitivo de los europeos.

La tarea de los políticos, es actuar de modo responsable y apoyar estas acciones que en definitiva son necesarias para garantizar el futuro de la nueva generación.

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