Dos fracasos y un ridículo dejan a Mónica García hundida como candidata
La líder de Mas Madrid ha pasado unos días de auténtico calvario con tres episodios que limitan sus opciones electorales el 28-M.
No le gustaría a Mr. Meme estar en la piel de Mónica García. En ningún caso, claro, pero menos en esta semana en la que ha pasado por dos fracasos y un ridículo espantoso que en cualquier partido serio hubiera supuesto su dimisión. Ella no ha dimitido, pero ha quedado en la lona, desacreditada y hundida políticamente.
Empecemos por el final, por el último fracaso de Mónica García, rubricado en la noche del jueves. Los médicos de Atención Primaria en huelga firmaron un acuerdo con la Comunidad de Madrid. Se acabó la huelga -pseudo huelga secundada por una decena de facultativos al día- y con ella se esfumó una de las bazas electorales de Mónica García.
La guinda ha sido el ridículo monumental de pedir la dimisión del vicepresidente de Madrid, Enrique Ossorio, por cobrar un bono social eléctrico para familias numerosas que ella misma cobra también, como se ha descubierto
La pseudo huelga promovida por Más Madrid tenía un objetivo: llegar viva a las elecciones del 28-M para socavar a Ayuso. No ha podido ser. La presidenta ha ganado ese pulso, con cesiones en el sueldo que no han podido rechazar por mucho amor que puedan tener a Mónica García.
El otro fracaso de médico y madre ha llegado desde Europa. La fiscalía de la UE archivó el caso de las mascarillas y el hermano de Ayuso. Fue precisamente la líder de Más Madrid la que llevó el caso a Bruselas hace un año, esperanzada en, al menos, tener un titular que vender de cara a las elecciones.
Le ha salido el tiro por la culata. Nunca hubo caso. Se archivó en España y ahora en Europa. Y para más inri eso ha sucedido en vísperas de las elecciones. Ayuso sale fortalecida. Se ve a la legua que hubo una campaña de acoso y derribo contra ella usando a su familia. Mónica García se ha llevado un buen revés con este asunto también.
Y la guinda ha sido el ridículo monumental de pedir la dimisión del vicepresidente de Madrid, Enrique Ossorio, por cobrar un bono social eléctrico para familias numerosas que ella misma cobra también, como se ha descubierto.
Por supuesto no ha dimitido, no se ha aplicado a sí misma la receta que prescribió a su rival. No tiene coherencia ni dignidad. Y, al parecer, tampoco tiene memoria porque no es la primera vez que se le olvida algo importante: no sabía que cobraba dos sueldos y ahora no sabía que cobraba el bono social de marras. Da la impresión de que lo que no sabía en un caso y en otro es que la iban a pillar.
Ahora va por ahí como la Magdalena, arrepentida y llorosa. Dice que se ha equivocado, pide perdón y presume incluso de hacerlo. Si de verdad está arrepentida debería demostrarlo asumiendo las consecuencias del error y actuando en coherencia, es decir, dimitiendo, que es lo que exigía a su rival político por lo mismo que ha hecho ella. En todo caso da la impresión de que serán las urnas el 28-M las encargadas de tomar las decisiones que ella no está dispuesta a asumir.