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Almudena Gómez / Acción Liberal

La sombra de una duda: la cuestionable estrategia de los bancos con la liquidez

La actuación de los bancos centrales es la que ha producido la situación actual por haber inundado de liquidez el mercado e intentando ponerle remedio con una cuestionable estrategia.

La sombra de una duda: la cuestionable estrategia de los bancos con la liquidez

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Hace dos días, la mujer de la limpieza me contó muy preocupada que una compañera suya había sacado todo el dinero del banco y lo había escondido en una caja fuerte. Me preguntó cautelosa si ella debería hacer lo mismo. Le contesté con seguridad que no era necesario, porque en España se garantiza la retirada de depósitos hasta un importe de 100.000 euros. Se fue más tranquila, diciendo que ella no tiene tanto dinero y siguió su trabajo.

A pesar de que le dije la verdad y de que realmente no sirve de nada meter el dinero debajo del colchón, en mi mente queda la sombra de una duda. Es cierto que los pequeños ahorradores no pierden sus depósitos, porque en la zona euro se cuenta con liquidez necesaria para cubrirlos, pero lo que sí están perdiendo día a día, es poder adquisitivo y la culpa, no es de la crisis, como no lo era tampoco de la guerra, sino que es consecuencia de la política monetaria de los últimos años.

Ha sido la actuación de los bancos centrales la que ha producido la situación en que nos encontramos, por haber inundado de liquidez el mercado. Ahora al comprobar que los efectos azotan a los pequeños ahorradores, intentan ponerle remedio con una cuestionable estrategia de soplar y sorber al mismo tiempo, subiendo los tipos de interés, tarde y poco y tapando los agujeros de los bancos con más liquidez.

Esta crisis no se parece a la de 2008, pero puestos a buscar similitudes, a algunos nos recuerda en muchos aspectos a la de 1929, con un factor añadido y diferente, quizá el más alarmante. Actualmente, está en riesgo la credibilidad de los Bancos Centrales. El hecho de que el Banco Central Europeo haya sido el adquirente del 100% de la deuda soberana española emitida para financiar un gasto público extravagante, es poco tranquilizador.

La consecuencia ha sido un grave exceso de liquidez y la inflación que padecemos. Esto es un mecanismo causa/efecto bien conocido y que opera siempre en iguales circunstancias, pero Lagarde pareció demostrar sorpresa y dijo que la inflación había venido de modo inesperado, lo cual es totalmente falso.

Ahora, al desatarse la crisis y poner en peligro la estabilidad de los bancos europeos, el BCE tiene que demostrar firmeza e independencia ante los gobiernos, cumpliendo su compromiso con los ciudadanos y tomando las medidas necesarias para mantener la inflación bajo control, para recuperar su verdadero papel y su credibilidad frente al mercado.