El grito de socorro de Page, Lambán, y Puig: "Si caemos, será culpa de Sánchez”
A pesar de la barra libre de promesas, los españoles están enfadados con el presidente. Se palpa que el castigo va a llegar a través de sus candidatos. Y los presidentes autonómicos avisan.
Ya tenemos a puntito de empezar oficialmente la campaña para el 28-M, quién lo diría. Pedro Sánchez ha decidido asumir el papel protagonista. De hecho, va a someter a su Gabinete a un duro desgaste para una carrera en la que sólo una sorpresa mayúscula salvará al PSOE del fracaso. El presidente ha decidido convertir las municipales y autonómicas en unas elecciones generales. Así lo ratifica su cascada de anuncios.
El nerviosismo en sus filas le ha llevado a prometer pagarle las vacaciones a los jóvenes con la financiación de un Interrail español. El bono joven para viajes se suma a otras medidas populistas anteriores, como el bono cultural. ¿Una manera de “pescar” votos entre los más incautos? Me parecen estrategias que miden mal el alto nivel de la juventud española.
La Moncloa está ciega y con sordera política. Fíjense en su secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, tan dado últimamente a interpretar de manera errónea el sentir de la calle
Sánchez sale con todo y apenas deja ya pasar un mitin sin formular una iniciativa para frenar su desventaja en las encuestas respecto a un PP lanzado al estrellato. Prácticamente en todos los territorios en juego hay consenso entre los dirigentes socialistas de que el escenario se les hace bola.
A pesar de esas promesas, los españoles están enfadados con el presidente. Se palpa que el castigo va a llegar a través de sus candidatos. Los presidentes autonómicos avisan: “Si caemos, el culpable será Pedro Sánchez”. Al fin y al cabo, los ha descolocado sacando la pelota del terreno de juego local y regional.
Sánchez mira nervioso a las generale de diciembre y ha decidido ligar al suyo el futuro de los candidatos del 28-M.
Los cortafuegos de los barones para soltar el lastre del jefe del Gobierno se desmoronan. Todas las organizaciones, tal vez exceptuando el PSC, son muy conscientes de que, pese a sus ofertas, el principal hándicap de Sánchez es la falta de credibilidad de su mandato.
Las cosas se les están poniendo de mal color. Y eso siempre supone licencia para recordar, en los cenáculos socialistas, que no tienen alternativa a Sánchez. Por si acaba en la cuneta. La búsqueda de un recambio va a ser una tarea muy ardua. Apenas existen pesos pesados alrededor del secretario general socialista.
Sánchez sale con todo y apenas deja ya pasar un mitin sin formular una iniciativa para frenar su desventaja en las encuestas. En todos los territorios en juego hay consenso entre los dirigentes socialistas de que el escenario se les hace bola.
El único que no quiere enterarse de estas conspiraciones es el equipo presidencial. La Moncloa está ciega y con sordera política. Fíjense en su secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, tan dado últimamente a interpretar de manera errónea el sentir de la calle.
Seguramente porque le va el futuro en ello. Lógico. Son los mismos que tienen preparados todavía más golpes de efecto para lo que queda hasta las urnas, buscando revitalizar el PSOE como marca. Pero vienen curvas. Ahora, sí que sí, empieza la cuenta atrás hacia el 28 de mayo.