"Supermán Sánchez" nos castiga por caer en el pecado de la ola reaccionaria
Para que aprendamos, por equivocarnos al votar, nos hace ir a los colegios electorales en la canícula de julio, en mitad de las vacaciones veraniegas y del puente de Santiago.
Noqueado. Enfurecido. Alejado de la realidad. Sin la templanza exigible a cualquier gobernante. Pedro Sánchez ha decidido, otra vez, que el fin justifica los medios.
Al presidente no le ha gustado cómo han votado los españoles y quiere darnos una “segunda oportunidad”. Millones de personas se han equivocado y hay que dejarles enmendar su error. Y cuanto antes, mejor.
Ni siquiera le ha hecho falta al líder supremo contar con una reflexión serena del propio PSOE. Las causas de su desastre electoral, Sánchez sabe bien cuáles han sido: “La ola reaccionaria” que asalta el mundo.
Sánchez no ha entendido nada y desde hace muchos meses ni olfatea el rechazo que causan sus caprichos. Al revés: lleno de soberbia, se cree con derecho a hacer su santa voluntad.
Así que tiene prisa, mucha prisa, por frenarla. Es Supermán luchando contra el mal. Si de paso se evita los dimes y diretes que se escuchan en el ámbito socialista, desmoralizado por la debacle del domingo, pues miel sobre hojuelas.
Tanta prisa ha tenido Sánchez por adelantar la cita con las urnas, que va a boicotear los planes de miles de empresas con sus turnos de verano ya cerrados y a someter a millones de votantes a la inclemencia de los calores de julio. Hasta en el chupinazo de San Fermín, día en el que arranca la campaña, va a ser Sánchez el protagonista.
Sánchez, este miércoles, recibiendo pleitesía de quienes dependen de él para cobrar su nómina.
Los españoles esperan con pánico en los próximos días la “dichosa carta” que llegará a 500.000 personas para que formen parte de una mesa electoral. Se les acabaron el puente de Santiago o las vacaciones. Suspensión de reservas de hoteles, trenes y aviones, restaurantes… El perjuicio económico y la incomodidad personal van a ser enormes. ¡Qué más da, si Pedro tiene reserva permanente en Doñana!
Lo mismo para los miles de funcionarios judiciales, policías, servicios de emergencia, sanitarios, personal de correos, periodistas, conserjes de colegios públicos, limpiadores, apoderados, interventores, etc. Los planes que tuviesen en julio, rotos. La urgencia de un Sánchez podemizado y en modo kamikaze tiene prelación sobre las prioridades del conjunto del país.
Al presidente no le ha gustado cómo han votado los españoles y quiere darnos una “segunda oportunidad”. Millones de personas se han equivocado y hay que dejarles enmendar su error. Y cuanto antes, mejor.
¿Y qué decir de los votantes que el domingo 23 de julio irán a votar bajo el abrasador sol del inclemente verano? En colegios sin aire acondicionado, en algunos lugares a 43 grados. Sí, me dirán que para eso está el voto por correo como alternativa, pero... no me hagan reír, nunca llega ni al 3%.
Sánchez no ha entendido nada y desde hace muchos meses ni olfatea el rechazo que causan sus caprichos. Al revés: lleno de soberbia, se cree con derecho a hacer su santa voluntad.
El líder socialista no comprende que los 13.000 millones que subastó en campaña no hayan doblegado la mayoritaria voluntad de cambio en España, así que ha decidido castigarnos volviendo al colegio en julio. Ni una pizca de sensatez.