Guardiola, un órdago en Extremadura
La presidenta de los populares en la región se cierra en banda a gobernar junto a los de Abascal y convierte el futuro político de la Comunidad en una incógnita difícil de resolver.
María Guardiola, la líder del PP de Extremadura, ha lanzado un órdago a Vox. Se niega de forma tajante a que los de Abascal entren en el Gobierno. Si Vox acepta el órdago iríamos a nuevas elecciones en esa región, con la incertidumbre de qué pasaría si se obliga a los ciudadanos a ir a votar otra vez. No está nada claro el panorama.
Hay quien puede pensar que la postura de Guardiola la refuerza ante su electorado y puede incluso atraer a votantes moderados de izquierdas. Otros analistas aseguran que la incapacidad de llegar a acuerdos entre el PP y Vox desmoviliza a sus votantes, causa perplejidad y enfado y, por lo tanto, allanaría el camino al PSOE para seguir gobernando esa región.
Desde luego nadie le puede negar a Guardiola valentía y coherencia con lo que lleva diciendo meses. Quizás su único fallo sea criticar a Vox en esos términos tan duros. Si no puede meter en el Ejecutivo a un partido que, según dice ella, “niega la violencia machista” cabría preguntarse por qué no tiene reparos en ofrecerles la presidencia de la Asamblea. Es preocupante también, para sus intereses, que la aplaudan tanto sobre todo los que nunca la van a votar.
Vox, por su parte, tiene la legítima aspiración de entrar en ese Ejecutivo, pero quizás choca con la realidad de los resultados electorales. El PP obtuvo el 38,8% de los votos y los de Abascal el 8,1%. Hay que recordar que en Andalucía, en las elecciones de 2019, Vox obtuvo el 11% de los sufragios y no entró a formar parte del Gobierno.
Los dos errores de Vox en el caso Extremadura
Además, el partido de Abascal comete dos errores de bulto. El primero es enviar a negociar a Jorge Buxadé. Todo se decide desde Madrid y, podría pensarse, en función de una estrategia de partido más que velando por los intereses de los extremeños. En eso el PP tiene el mensaje opuesto que avalan los hechos. Los dirigentes autonómicos deciden.
Jorge Buxadé atiende a los medios en Mérida
El segundo error, verbalizado por el propio Buxadé, radica en afirmar que quieren formar parte del Gobierno para garantizar "un cambio radical" en las políticas que se aplican en Extremadura. Eso no es posible porque no se corresponde a lo expresado en las urnas por los extremeños. Vox no tiene representación para obligar a nadie a hacer ese "cambio radical". Su peso le da legitimidad para influir en las políticas del Gobierno, no para marcarlas. Eso le corresponde a Guardiola y al PP, no a Vox.