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Redacción Esdiario

Nicolás Redondo recibe el honor de ser expulsado del partido 'sanchista'

Que te echen de un partido por defender tus ideas y no tragar con todo desde luego que no es una mala noticia si no todo lo contrario. Eso es lo que le ha pasado al histórico socialista.

Nicolás Redondo Terreros

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Si el PSOE es lo que vemos ahora, lo que parece que es, lo mejor que le ha podido ocurrir a Nicolás Redondo es que le echen de ahí. Probablemente él no se habría ido nunca a pesar de estar espantado con la realidad del partido rendido a Pedro Sánchez y dispuesto a destruir la España constitucional del 78 por seguir en el poder.

Es difícil abandonar tu propia casa y a tu propia familia por mucho que te decepcione. Por eso Redondo seguía militando en el PSOE, aunque ya no quede nada del partido de su padre, del PSOE que jugó un papel decisivo en la Transición, del PSOE que jamás hubiera hecho lo que está haciendo Sánchez.

Han tenido que echarle y, aunque le cause dolor, es probablemente lo mejor que le puede pasar. Aunque solo sea por salvaguardar el buen nombre conviene alejarse de este PSOE de los indultos que pacta con los golpistas catalanes y los filoetarras de Bildu y negocia la amnistía -y quién sabe qué más- con el prófugo Puigdemont a cambio de cuatro años más en la Moncloa. Es mejor no compartir nada, ni partido, con alguien como Sánchez, valiente para expulsar a un militante crítico como Nicolás Redondo y muy cobarde a la hora de destituir de su Consejo de Ministros a Irene Montero, responsable máxima de la ley del sí es sí y sus nefastas consecuencias.

Así es Pedro Sánchez, débil con el fuerte y fuerte con el débil. Por eso expulsa del PSOE a Nicolás Redondo, pero no se atreve a hacer lo mismo con Felipe González, Alfonso Guerra o García-Page, que han dicho cosas idénticas o similares al sancionado. Cualquier día, esperemos que más pronto que tarde, Sánchez saldrá del PSOE. Si entonces el partido se regenera es muy probable que haya alguien lo suficientemente sensato al frente como para restituir la militancia y el buen nombre a Redondo y a Leguina, otra víctima del sectarismo 'sanchista'. De lo contrario lo mejor será apartarse definitivamente de ese partido, entre otras cosas para no convertirse en cómplice.

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