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Fernando de la Rosa

La historia interminable: Sánchez recibe la lista de cesiones para ser investido

Pasaremos de la coalición “Frankenstein”, hecha de trozos distintos, a la “Drácula”, porque los trozos se han puesto de acuerdo en chupar la sangre. Y mientras, Sánchez sigue tocando la lira

El líder de ERC, Junqueras (2 por la izd.) junto al portavoz del grupo en Congreso, Rufián (2.dcha.) y diputados de su partido el día de la aprobación del uso de las lenguas cooficiales

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Esta semana hemos podido comprobar, en el debate sobre la utilización de lenguas distintas al español en el Congreso de los Diputados, como el Estado de Derecho se ha convertido en una simple molestia en la historia interminable de cesiones de Sánchez a sus socios comunistas, independentistas y radicales.

La presidenta Armengol, cuya fama de vulneración de la ley en Baleares le precede, no solo ha provocado una quiebra de la legalidad permitiendo la utilización de lenguas cooficiales autonómicas sin haberse aprobado la modificación del Reglamento de la Cámara, sino que ha sido la servil embajadora de su “señorito” en el pago de la primera letra para la compra de la Moncloa, que es realmente el fondo de lo debatido estos días en el Congreso.

Armengol ha parado una hora la votación de las lenguas cooficiales para que Sánchez hiciera su entrada triunfal en el hemiciclo y evidenciar que se estaba pagando la primera letra de su presidencia

Armengol es simplemente una pieza más en la rueda interminable de cesiones en que se ha convertido la historia política de Sánchez, incluso ha parado una hora la votación en el Congreso, con la excusa del voto telemático, para que Sánchez hiciera su entrada triunfal en el hemiciclo y evidenciar que se estaba pagando la primera letra de su presidencia.

Socialismo sin rumbo

Todos los socios posibles de un socialismo ya sin rumbo han paseado su triunfo por los escaños, hasta un joven diputado comunista ha llorado porque se sentía reprimido por no poder hablar en su idioma, el aragonés, cuando iba al colegio.

Hemos visto a Junqueras paseándose por el Congreso diciendo que esta votación era el primer paso pactado y que ya habían otros dos que van a ir en el lote: la amnistía y la autodeterminación, pero lo más cómico ha sido que los de Junts al escuchar al líder republicano han aumentado el precio: 430.000 millones de euros a pagar a tocateja antes de Noviembre, verbalizando la famosa frase de Marx, Groucho y no el amigo de Yolanda, de “y dos huevos duros”.

Ante esta posición de los independentistas catalanes ha asomado la cabeza como un fantasma noqueado el PNV, cada vez más empequeñecido y no solamente electoralmente hablando, que ha hecho un “mohín” pidiendo algo para llevarse a la boca.

Pero claro, los de Bildu no lo van a poner fácil y ellos sí que saben lo que quieren: la desjudicialización de los asesinos etarras mediante la desactivación, mediante una reforma legal, de la Audiencia Nacional, su auténtica bestia negra.

Pero lo más patético ha sido la intervención de la líder catalanista de Compromís, que entre líneas ha hecho su petición, vender la Comunitat Valenciana incluyéndola en los fantasmagóricos Países catalanes. Ese ha sido su precio para votar la investidura sanchista: que Valencia sea sucursal de Barcelona.

Los futuros socios “progresistas” han pasado por caja con sus exigencias, mientras los socialistas ponían cara de desesperación cuando oían por el pinganillo la subasta en que se ha convertido el debate plenario

Uno a uno, los futuros socios “progresistas” de Sánchez han ido pasando por caja con sus exigencias, y mientras tanto los diputados socialistas ponían cara de desesperación cuando escuchaban, a través del pinganillo, la puja de la subasta en que se ha convertido el debate plenario, sobre todo al recordar las llamadas a la dignidad de Felipe y de Guerra.

Lo verdaderamente triste es que todos conocemos como se va a desarrollar esta interminable historia de cesiones, pujas, postureo y de humillación que se van a tragar los socialistas, todo por conseguir alcanzar, de forma patética, los 176 votos de la investidura. Incluso van a tener que destrozar su historia constitucionalista, como un pago más a sus vampíricos socios, entregando a sus antiguos líderes a la jauría desenfrenada de la radicalidad tuitera y callejera.

Hasta ahora estábamos ante una coalición “Frankenstein” porque estaba hecha de trozos diferentes, ahora pasaremos a una coalición “Drácula” porque los trozos se han puesto de acuerdo en pasar a la fase de chupar la sangre , y mientras tanto Sánchez sigue tocando la lira como Nerón ante el incendio que está provocando esta interminable historia de monstruos en que se ha convertido la política española.