¡Puente, Viondi, al cohete de los macarras!
Hay que pedir a Elon Musk que fabrique un cohete más grande. No hay sitio ya para tanto tonto . Y que reserve un buen pasaje para a Óscar Puente: no queremos broncas en la Soyuz de Yolanda
Ahí están. Vienen en manada, como se dice ahora. Son los chicos duros. Pasean como la banda de la Naranja Mecánica. Asustan un rato. Si te los cruzas baja la mirada. Imponen. En el puño o el gesto torcido está su poderío. Antes estos sabuesos intimidaban desde la barra del bar o el banco del parque. Siempre rodeados de su cuadrilla. Ahora les ampara la nueva ley del bienestar animal y se meten a políticos.
Ladran desde la tribuna del Congreso o muerden desde un pleno en Madrid. Son Salvatore Puente Tessio y Luca Viondi Brasi. Si se parecieran a Brad Pitt ni Edward Norton podríamos rodar El club de la lucha II. Pero como son feos, más tipo el Vaquilla y Poli Díaz, solo se me ocurre El club de la comedia II (idea de Feijóo). Llamaré a Évole para que los blanquee un poco. Aunque sin Ternera, Guerra Civil o subvención de por medio no habrá Goya. Un chasco.
Nunca faltó un Rocky en el teatrillo español: Rafa Hernando, Ruiz Mateos, Jesús Gil. Ahora vuelve el boxeo, pero con púgiles de medio pelo
Nunca faltó un Rocky en el teatrillo español: Rafa Hernando, Ruiz Mateos, Jesús Gil. Ahora vuelve el boxeo, pero con púgiles de medio pelo. Parece el pressing catch de la tele en los 80. Señores entrados en años pegando botes y bofetadas. Si al menos fueran Bud Spencer o Terence Hill. O M. A. Barracus. Estos mequetrefes actuales dan poco de sí. Qué vas a hacer con un señor de Valladolid y otro con cara de porrero de San Blas.
Vacantes macarras en el sector femenino
Me preocupa también las vacantes macarras en el sector femenino. Poco podemos esperar. Si acaso al Pam and Company, pero la (o el) número dos de Montero está más empeñada (o empeñado) en enseñarnos a besar que a pelear. Otra cosa es que Yolanda te atice sin querer un melenazo. O que te topes con la otra Montero (ozú mi arma) en un pasillo oscuro. Ni el túnel del terror.
Conclusión: hay que pedir a Elon Musk que fabrique un cohete más grande. No hay sitio ya para tanto tonto y macarra. Y que reserve un buen pasaje para a Óscar Puente: no queremos broncas en la Soyuz de Yolanda.