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España no se rinde

Todas las plazas españolas este domingo de noviembre van a ser un clamor para decir “No al privilegio”, “No a la impunidad”, “No a la amnistía”

Todas las plazas de España se unen hoy contra el pacto PSOE-Junts

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Los españoles no queremos callarnos y no van a callarnos ante la inmoral senda que Pedro Sánchez, acompañado por el PSOE, ha puesto en marcha por su ambición de seguir en La Moncloa.

Igual que nuestra Transición de la dictadura a la democracia fue un ejemplo que se exportó a muchos lugares, valorada por los campus de Ciencia Política y Derecho de todo el mundo, la reacción al ataque de Sánchez a la Constitución, escudado desde el mismo Gobierno, va a ser ejemplar.

El líder socialista se ha vestido con la camiseta independentista por conveniencia personal y quiere reescribir la Carta Magna sin contar con los españoles, poniendo una mayoría parlamentaria exigua por encima del imperio de la Ley. O sea, convirtiendo España en una nación sin ley en lugar de un Estado social y democrático de Derecho tal como quisimos que fuera en 1978.

La indignidad de que unos socialistas y el fugado Carles Puigdemont hayan pactado la gobernabilidad española en un despacho de Bruselas es un atropello y una cobardía.

Cada pacto es más dañino que el anterior

Cada pacto de Sánchez con sus aliados que se va conociendo es más dañino para la igualdad de los españoles que el anterior. Incluso se habla de crear tribunales populares que desde comisiones de investigación del Congreso vuelvan a juzgar casos ya cerrados por jueces para amnistiar a amigos ideológicos y desacreditar la labor de la Justicia. Eso es el 'lawfare'.

La apertura a que Cataluña y País Vasco sean naciones, que accedan a un referéndum de autodeterminación, desoyendo lo que marca la Constitución sobre una España con soberanía única, da muestra de hasta dónde ha sido capaz de llegar el Partido Socialista por cumplir los deseos de su mandatario máximo.

La necesidad de Sánchez no es virtud, sino ruina para nuestro país, al que desea convertir en una sociedad dividida y enfrentada con ciudadanos de primera y de segunda. Los más desleales son premiados frente a quienes siempre se comportan con lealtad. ¡Hay que parar este disparate!