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Ely del Valle

La carcajada de "Cruella" Sánchez

Las risotadas del candidato en el debate de investidura dicen de más él de lo que él seguramente quisiera

La carcajada de "Cruella" Sánchez

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No ha sido su pase de puntillas por su proyecto de gobierno que no ha ido mucho más allá de prolongar el Iva rebajado de los alimentos seis meses más. No ha sido su explicación sui generis de hasta qué ángulo ha llegado a doblar la espalda ante Puigdemont. Tampoco su actitud como de sobrado con la que se levantó de la cama. Ni siquiera la virulencia con la que ha ocupado casi una tercera parte de su intervención a machacar con saña al rival y por ende, a la mitad de España que le ha votado, algo inédito en un debate de investidura donde el candidato se supone que va a explicar sus proyectos y no a repartir bofetadas. Lo que ha retratado mejor que todo lo anterior a Pedro Sánchez ha sido esa carcajada en el turno de réplica con la que ha celebrado su propia gracia burlándose del "no seré presidente porque no quiero" de Feijoo.

Nunca un candidato había mostrado peores formas, más soberbia y menos educación. En el Congreso hemos escuchado insultos, reproches, ironías, mentiras y estupideces, pero esa intervención de Sánchez, mofándose como un chuleta de barrio del líder del partido que consiguió el mayor número de votos en las pasadas elecciones, asusta.

Por un momento, el aspirante a ser reelegido segunda autoridad del Estado dejaba de ser quien debería ser para convertirse en el extraterrestre malvado de una película de ciencia ficción al que se le cae la máscara de humano revelando su auténtica naturaleza, que en este caso es la de Cruella de Vil despellejando a un dálmata.

Nunca un candidato a presidente había mostrado peores formas, más soberbia y menos educación

Con la llegada de la “nueva política” llegaron al parlamento las camisetas reivindicativas, las fórmulas imaginativas, las rastas y el postureo. Pero el despliegue de egolatría, el desprecio absoluto hacia el que discrepa, y la prepotencia con la que se ha comportado Pedro Sánchez es inédita e impropia de un presidente de Gobierno.

Esta investidura dejará titulares para la posteridad que hablarán fundamentalmente de la amnistía y de todo lo que la rodea y supone, pero si hay algo que de verdad debería preocuparnos quizá sean esas risotadas, esas carcajadas sonoras y despectivas de villano de Marvel con las que se ha destapado Sánchez y que dicen de más él de lo que él seguramente quisiera.

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