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El Muro

Sánchez quiere dividir España en dos durante esta Legistatura. Pero no hay muros que puedan con los valores y principios de la mayoría de ciudadanos, que nos consideramos libres e iguales

Pedro Sánchez, el presidente levanta muros

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Ya tenemos presidente del Gobierno. Pedro Sánchez, el pasado viernes, prometió "por su conciencia y honor" ante su Majestad el Rey "defender la Constitución". Lo que no dijo en el Palacio de la Zarzuela es que a lo que se comprometió verdaderamente en el debate de investidura es a la creación de un muro en España, que divida a la sociedad española entre fascistas y antifascistas, incluyendo entre los primeros a los más de once millones de españoles que votaron cambio, a los jueces, fiscales, funcionarios, empresarios, autónomos, asociaciones profesionales y así, hasta más de un centenar de entidades de todo tipo que se han posicionado contra los pactos humillantes de claudicación del Estado.

Al otro lado del muro, Sánchez se coloca a sí mismo y a los que hasta el 23 de julio decían que no se podía ceder ante el nacionalismo, juntándolos a los que la prensa extranjera califica como la extrema derecha nacionalista, haciendo una extraña mezcla que asombra a la opinión pública internacional ya que pretende frenar a la que él denomina extrema derecha con la ayuda del nacionalismo xenófobo y de sus elites excluyentes que están arrinconadas en las democracias europeas.

Hasta tal punto causa asombro la alianza de Sánchez-Otegi-Puigdemont y Junqueras, con la sumisa ayuda del PNV, cada vez más desdibujado, que ya le denominan el Orban del sur de Europa, equiparándolo al presidente húngaro por su ataques a los principios europeos. Amplias capas de la población observan con preocupación los ataques contra la Constitucion y el espíritu de la Transicion que se han producido en el debate de investidura. Incluso la siniestra portavoz de Bildu habló de derogar el espíritu de la Transición española.

Ya escuchamos hace unos años al que era ministro de Justicia y actual magistrado del Tribunal Constitucional, Juan Carlos Campo, hablar de crisis constituyente. Lo que no pudimos calibrar es que era el primer anuncio de lo que ahora se ha visto en la investidura como el inicio de la derogación de nuestro texto constitucional.

Como decía Peter Drucker, considerado como el padre de la moderna sociedad del conocimiento, "los motores del populismo son la envidia y el odio". Por eso no debe tolerarse que en la política española se imponga la idea de que estamos en una "crisis constituyente", porque lo que encierra esa frase es una propuesta de fractura social.

Pero lo que sin duda es muy preocupante es el capitulo abierto con el ataque a la separación de poderes derivado de la obsesion del PSOE y sus socios por controlar el Poder Judicial. Hemos visto como en la Legislatura pasada se empezó con el control de la Fiscalía tras el obsceno nombramiento de , quien inició una purga sin precedentes de los fiscales independientes, sustituyendolos por fiscales afines, política que ha sido continuada con mayor entusiasmo por el actual Fiscal General.

La política de ataque a la independencia del Poder Judicial ha continuado con el insulto constante, incluso en el Congreso, a los jueces que hacen su trabajo, encontrando el apoyo de la propia presidenta del Congreso que se negó a retirar los insultos de Rufián contra el magistrado García Castellón.

La independencia del Poder Judicial es uno de los principios fundamentales que debe perseguir toda democracia. Esta afirmación es compartida por la mayoría de los ciudadanos españoles y es uno de los pilares de la Unión Europea. Lo inaudito es que el PSOE haya pactado con sus socios la persecución de los jueces aceptando el 'lawfare'. Es decir, admitir que la Justicia española actúa por móviles politicos.

La claudicación del socialismo

Esta claudicación del socialismo va en contra de lo declarado por el Consejo de Europa y de la Comision de Justicia de Bruselas, lo cual ha provocado la protesta de las asociaciones de jueces tanto españolas, europeas y latinoamericanas, de las declaraciones institucionales del Tribunal Supremo, de los tribunales Superiores de Justicia, de las Audiencias Provinciales, de los Jueces Decanos, de los colegios de abogados y procuradores, de las asociaciones de fiscales, de letrados de la administración de justicia y de miles de abogados y procuradores que incluso han salido a la calle a protestar.

Históricamente la Justicia ha sido la que ha derribado muros de desigualdad, la que ha garantizado la libertad y la que ha hecho frente a la tiranía, por eso la quieren encerrar en un lado del muro y así poder imponer otro modelo social basado en un derecho populista sometido a la voluntad del político de turno

Pero España es un Estado Democrático, un Estado Social, un Estado de Derecho, como dice el texto constitucional. Por eso decir hoy Constitución es decir independencia del Poder Judicial. No hay muros que puedan con los valores y principios de la mayoría de ciudadanos que nos consideramos libres e iguales.

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