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Sánchez quiere convencer a la UE: frenar a la ultraderecha vale una amnistía

Está por ver si el relato del presidente convencerá a Comisión y al Parlamento Europeo, donde el PPE tiene mayoría y no poca influencia en la toma de decisiones.

Foto de familia del nuevo Gobierno.

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El 24-J, cuando los socialistas exudaban euforia por todos los poros de su piel tras la “victoria amarga” de Alberto Núñez Feijóo y la constatación de que el PP no iba a poder gobernar, porque, costase lo que costase, el PSOE podía reunir una mayoría de bloqueo frente al PP y Vox, hubo un miembro de la Ejecutiva socialista que se acercó a Pedro Sánchez y le dijo, con voz queda “pero sacar cualquier Ley en el Parlamento va a ser un infierno…” a lo que, según relatan algunos de los allí presentes, Sánchez respondió sin pensárselo dos veces: “es que esta no es una legislatura para hacer leyes…”

Los resultados en Holanda son la mejor noticia que podían darle a Sánchez, experto en azuzar el espantajo de la ultraderecha, para presentarse ante Europa y el mundo como el único y el más capacitado “matagigantes” ultras

Toda una declaración de intenciones. Se trata de gobernar, sin mucha legislación y sin tener que recurrir demasiado al Parlamento. De hecho, Pedro Sánchez no piensa comparecer en la Cámara Baja hasta el 20 de diciembre.


No estará presente durante la sesión de control al Ejecutivo que está fijada para el próximo miércoles 13 de diciembre, porque, según han precisado desde el Palacio de la Moncloa, en esas fechas estará dando cuenta ante la UE del transcurso de la presidencia española de la UE, que concluirá el próximo 31 de diciembre, para ceder el testigo a Bélgica, el próximo 1 de enero.

Sánchez se vende como el más avezado luchador contra la ultraderecha y señala al PP como el hilo conductor que ha traído a Vox a los gobiernos autonómicos y está dispuesto a sentarlo en el Gobierno de la nación. Así envuelve el presidente la amnistía en Europa

Sin embargo, por delante de Sánchez irá su flamante poliministro, Félix Bolaños, para explicar al Comisario de Justicia, Didier Reynders, que eso que van contando por ahí populares y ciertos liberales españoles y alguno que no lo es pero que , más por solidaridad ideológica que por conocimiento profundo del asunto, se suma al coro de voces contra la amnistía que se está cociendo dentro de nuestras fronteras, es poco menos que “una calumnia de una oposición que no ha sabido aceptar su victoria en las urnas-derrota en el Parlamento”.


De momento, Reynders, que se sabe fuera de la cartera de Justicia tras las elecciones europeas (el próximo 26 de mayo de 2024) da una de cal y otra de arena: asegura que siguen y vigilan de cerca los movimientos de España y esa amnistía que Sánchez reconoce abiertamente que hay que tramitar por aquello de “hacer de la necesidad virtud” y que el ya ministro de Transportes y Movilidad, Óscar Puente, apostilla diciendo que, de no haber sido necesarios los 7 votos de Junts para investir a Sánchez presidente, no estaríamos en estas.

Se trata de gobernar, sin mucha legislación y sin tener que recurrir demasiado al Parlamento. De hecho, Pedro Sánchez no piensa comparecer en la Cámara Baja hasta el 20 de diciembre

Pero Reynders, experto en el arte de nadar y guardar la ropa, advierte también que esa Aministía es una “cuestión interna” de España. La verdad es que el comisario no contenta del todo a ni al Gobierno ni a la oposición española, pero les da argumentos suficientes a unos y otros como para tirarse los trastos a la cabeza, partiendo de esas palabras del eurocomisario.


Sánchez, este jueves en Israel saludando a Netanyahu.


La cuestión es que, el mismo día que algunos diputados españoles pedían socorro a la UE, desde la eurocámara, en Holanda se producía la victoria de la extrema derecha, seguida por la extrema izquierda y con el consiguiente desplome de los partidos tradicionales, que pasan a ser casi testimoniales en la representación parlamentaria.

Y esa es la mejor noticia que podían darle a Pedro Sánchez, experto en azuzar el espantajo de la ultraderecha, para presentarse ante Europa y el mundo como el único y el más capacitado “matagigantes” ultras.


Ese va a ser el relato de Sánchez para afuera, ante una Europa temerosa de una derecha extrema que empieza por cuestionar la propia utilidad de la UE: En Italia, Georgia Meloni, logró aupar a su partido al frente del Gobierno; Marine Le Pen llama con fuerza a la puerta de la presidencia de la nación francesa, la extrema derecha gana fuerza también en Alemania y en Austria y acaba de ser primera fuerza en Holanda, aunque es más que dudoso que pueda llegar a gobernar.

Pedro Sánchez se vende como el más avezado luchador contra la ultraderecha y señala al PP como el hilo conductor que ha traído a Vox a los gobiernos autonómicos y está dispuesto a sentarlo en el Gobierno de la nación. Así envuelve la amnistía Sánchez en Europa.

Y con esos argumentos presenta la amnistía como “mal menor”, que le permite buscar una fórmula de convivencia de Cataluña en España y que, de paso mantiene a raya a la ultraderecha. Está por ver si el relato de Sánchez convencerá a Comisión y Parlamento Europeo, donde el PPE tiene mayoría y no poca influencia en la toma de decisiones.