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Cuervos togados: el nuevo ataque de Puigdemont contra el Poder Judicial

El tercer poder del Estado se rebela contra lo que consideran un ataque a sus competencias, lo que podría terminar con el Estado de Derecho independiente en nuestro país.

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la diputada de Junts, Míriam Nogueras, a su llegada al Parlamento Europeo.

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En vísperas de la celebración del 45 aniversario de la Constitución de 1978, los españoles estamos viviendo el ataque más furibundo contra el texto votado masivamente un 6 de diciembre. Los partidos que sostienen al régimen de Pedro Sánchez, tan dados a reescribir la historia, consideran que igual que la amnistía que entró en vigor el 17 de octubre de 1977 y dio lugar a la Transición en la que se olvidó la idea de “buenos y malos”, otra amnistía debe reescribir la nueva etapa política que derive a otro modelo constitucional, tras provocar la crisis del Estado de Derecho.

Se olvidan que la primera amnistía cimentó un abrazo de convivencia entre diferentes y esta segunda nace de la necesidad de 7 votos y está provocando la desunión y la vuelta a crear muros entre españoles. Pero el relato oficial que se quiere trasladar es que los españoles traguemos esta nueva amnistía como la de la “convivencia plurinacional" y que esta vez es la definitiva, ya que la Constitución de 1978, nacida de la Transición, está fracasada porque no ha permitido la convivencia en Cataluña y el País Vasco al asfixiar a los ciudadanos de dichos territorios.

Pero a este relato le está saliendo un obstáculo importante para su plácido recorrido: el Poder Judicial. En España los jueces protegen su independencia de forma rotunda y no les importa cuál es el ritmo político, ya que su ritmo es el de la Ley. Por eso han declarado que el Fiscal General del Estado ha abusado de su poder en la política de nombramientos y que el Gobierno ha cometido una ilegalidad en el nombramiento de Magdalena Valerio como presidenta del Consejo de Estado al carecer de prestigio jurídico.

Este Poder Judicial que ha protestado contra la amnistía por considerarla que rompe la división de poderes y que se ha rebelado contra el concepto de lawfare, o justicia prevaricadora -introducida por los políticos delincuentes con la sumisión del socialismo- es la que ha venido sosteniendo el Estado de Derecho en momentos muy complicados, como la época de plomo del terrorismo etarra o durante la pandemia del covid. Es la Justicia que ha limpiado la corrupción en España y que ha consolidado derechos aún antes de que estuvieran plasmados en textos legales.

Por eso, ahora los jueces se han convertido en “cuervos togados”, pone de manifiesto la dimensión del ataque que se está realizando contra el tercer poder del Estado. La Justicia ha sido protagonista en los pactos públicos y, sin duda, también, en los secretos entre el PSOE y Junts.

Lo estará siendo en las vergonzosas reuniones suizas entre estos partidos con la humillante presencia del mediador salvadoreño “experto” en guerras de guerrillas latinoamericanas en la que, en algunos países asolados por una guerra civil tremenda, existía una justicia paralela corrupta en manos de los contendientes y, por tanto, a lo mejor es “experto” en una realidad judicial que nada tiene que ver con la española.

Existe una cierta probabilidad que este “experto” analice a la Justicia desde un prisma distorsionado fruto del interés de Puigdemont de descreditar a estos “cuervos togados” que pueden entorpecer su vuelta triunfal. También del rencor de Sánchez al comprobar cómo en España los jueces son un hueso duro de roer y que se atreven a dictar sentencias independientes que desbaratan sus actos de “abuso de Poder”.

Sin duda, en este 45 aniversario de la Constitución podemos comprobar cómo se acrecienta el valor del artículo 117 de dicho texto que establece que los jueces y magistrados son independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Este artículo debería ser recordado de forma constante al “mediador” para que entienda cómo es la Justicia en España y no la confunda con la que sin duda habrá existido en alguno de los conflictos guerracivilistas en los que ha “mediado”.

No debe consentirse que la pieza a batir en estas extrañas reuniones suizas sea la Justicia y esta es una misión de todos los que amamos la Constitución, por lo que debemos aprendernos este artículo y decirlo siempre que se hable de “cuervos togados”, “fachas con togas”, lawfare y otros insultos con los que se refieren a nuestra Justicia aquellos políticos delincuentes y los que han comprado la Moncloa por 7 votos.

De todos nosotros depende que se abra una crisis constituyente que arrase el espíritu de 1978 en la que la pieza de caza mayor será, sin duda, el Poder Judicial, y con su caída se acabe el Estado de Derecho independiente en nuestro país. Estamos a tiempo de reaccionar.