Sánchez se sitúa al lado de Bildu y fuera del constitucionalismo
El principal partido del Gobierno está fuera del consenso constitucional y ha dejado de ser un partido de Estado porque ha preferido asumir las tesis de sus socios
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, hizo este jueves el balance del año 2023 y pronunció una frase que tiene una gran trascendencia y una enorme gravedad: “Pedro Sánchez ha llevado al PSOE fuera del constitucionalismo”.
Cuesta aceptar esa premisa porque la conclusión es desoladora: el principal partido del Gobierno está fuera del consenso constitucional y ha dejado de ser un partido de Estado porque ha preferido asumir las tesis de sus socios e incluso entregar sus votos a un partido como Bildu, heredero de ETA y con decenas de etarras en sus filas, empezando por su líder, Arnaldo Otegi.
Pedro Sánchez ataca la separación de poderes y la igualdad de los españoles con su ley de amnistía, pilares de nuestro sistema constitucional; juega con fuego en lo que a la unidad de España se refiere, con negociaciones en el extranjero que incluyen sobre la mesa un referéndum de autodeterminación; asume la existencia de jueces políticamente contaminados que dictan sentencias políticas, el famoso lawfare. Y para colmo pacta con Bildu y lo califica como partido progresista democrático.
Eso, tiene razón Feijóo, le sitúa directamente fuera del constitucionalismo y muchos españoles se preguntan con desasosiego qué se puede hacer al respecto. Y la respuesta es desalentadora: no demasiado. Mientras Sánchez cuente con el favor de los separatistas tendrá la mayoría necesaria para aprobar en el Congreso aberraciones como la ley de amnistía a las que luego un Tribunal Constitucional colonizado por el sanchismo dará el visto bueno. La indefensión es enorme.
Desde el punto de vista político, sólo el PP, que cuenta con mucho poder autonómico y mayoría absoluta en el Senado, puede hacer algo para intentar frenar o ralentizar la deriva. Puede poner trabas, pero no tiene mecanismos para pararla.
Los que sí pueden en un momento dado amargarle la fiesta a Pedro Sánchez son los tribunales españoles y también los europeos. Ese quizás sea el talón de Aquiles del sanchismo y por eso tiene el líder socialista esa obsesión por intentar doblegar a los jueces e invadir el poder judicial. Si lo logra, España estará totalmente a merced de un presidente sin palabra, ni escrúpulos ni principios.