El PSOE y sus socios: el problema es sobre todo moral
Sumarse a esa manifestación es una aberración moral equiparable a participar en una marcha por la libertad de pederastas o violadores, y lo más preocupante que el PSOE apoye estos socios
Este fin de semana hemos visto una marcha en Bilbao de 20.000 personas -según la Policía Local- que pedía de forma entusiasta la libertad de los presos de ETA, muchos de ellos asesinos. A la marcha, por supuesto, asistió el líder de Bildu, Arnaldo Otegi y, lo que es peor, se sumaron muchos de los socios de Pedro Sánchez con los que conforma eso que él llama “mayoría progresista”. La excepción esta vez fue el PNV, hay que decirlo.
Además de los proetarras abertzales, BNG, ERC, Junts, CUP y Podemos apoyaron la manifestación por las calles de Bilbao en la que se exigía al Gobierno nada menos que la excarcelación de todos los terroristas de ETA una vez que ya están ubicados en prisiones del País Vasco. Bildu los califica de “presos políticos vascos” en un alarde de inmoralidad respaldada y compartida por los otros ‘amigos’ de Sánchez.
Los etarras no son presos políticos, es evidente. Son delincuentes que han atentado contra la vida, la libertad y la dignidad humana. Muchos de los que están entre rejas tienen delitos de sangre a sus espaldas. No existe ningún motivo para ponerlos en libertad antes de que cumplan sus condenas, como el resto de los presos.
Sumarse a esa manifestación es una aberración moral equiparable a participar en una marcha en la que se pida la libertad de pederastas o violadores. Lo más preocupante no obstante no es la degradación de esos partidos, que es pública y notoria, sino que el PSOE se apoye en ellos para lograr la investidura, formar un Gobierno y mantenerse en el poder.
La actuación de Pedro Sánchez, que él justifica como un reconocimiento a la “pluralidad política” de España, es simple y llanamente lamentable e indigna de un presidente del Gobierno. Por eso desde Moncloa y Ferraz tratan de blanquear a Bildu, para maquillar ante la opinión pública sus pactos con una formación degenerada moralmente, repleta en sus propias filas de terroristas condenados.
La realidad, no obstante, es que Sánchez acaba de entregar al brazo político de ETA la alcaldía de Pamplona y que el ministro de Transportes, Óscar Puente, califica a Bildu como un partido “democrático progresista” con el que es lícito pactar. Ese es el verdadero problema de España, la degradación moral del PSOE.