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Realidad o verdad

La nueva frase de Sánchez cumple con la finalidad de ser suficientemente ambigua para que los 'palmeros' del sanchismo puedan utilizarla según la conveniencia del presidente del Gobierno

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

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Hace unos días, la factoría de la Moncloa alumbró una nueva frase con la que Pedro Sánchez se paseó por los medios afines: "la verdad es la realidad". Frase que cumple con la finalidad de ser suficientemente ambigua para que los 'palmeros' del sanchismo puedan utilizarla según la conveniencia del presidente del Gobierno.

Dicha frase quería ser la alternativa sanchista a la frase de los líderes de Junts "si no hay referéndum, colorín colorado". Hay que reconocer que ambas frases son de una gran altura filosófica ya que compiten en profundidad, pero ambas reflejan un estado de ánimo, el del extorsionador y el del extorsionado.

Sánchez se empeña en equiparar la idea de "verdad" con la de "realidad". Así, intenta que los ciudadanos asumamos como inevitable su política de cesión constante. La realidad es que el presidente acepta el chantaje nacionalista y la verdad es que lo hace para continuar en la Moncloa. Por lo tanto, su continuidad política depende únicamente de ir cediendo, votación a votación. Esa es la "verdad y la realidad" sanchista.

Puigdemont y Otegi han entendido perfectamente la filosófica frase monclovita y la van a ir llevando a la práctica día a día, porque si no, la realidad se convertirá en la verdad del "colorín colorado esta legislatura se ha acabado", frase que refleja claramente la verdad que supone la realidad de la continuidad de Sánchez en la Moncloa.

Así, Otegi acaba de afirmar que el Estado evitó que ETA dejara las armas para doblegar al independentismo vasco y para ello, la Justicia colaboró persiguiéndole ya que los jueces son prevaricadores al politizar sus resoluciones, lo cual es una clara muestra de lawfare. Es decir, que a los gobiernos españoles les venían bien los asesinatos de ETA para evitar la paz que él anhelaba.

Esta asquerosa frase de un delincuente condenado, en vez de ser rechazada expresamente por Sánchez, ha sido corroborada por la vicepresidenta del gobierno Teresa Ribera que ha afirmado que "el juez García Castellón podría estar incurriendo en un caso de lawfare al insistir en investigar a Puigdemont por terrorismo". Así pues, siguiendo dicho argumento, la realidad de callar ante sus socios se convierte en la verdad sanchista: el Estado y el Poder Judicial utilizan el terrorismo para perseguir a inocentes, ya sea Otegi, ya sea Puigdemont.

La claudicación del Gobierno

Es escalofriante comprobar hasta dónde llega la claudicación del Gobierno, que tiene que estar constantemente reinterpretando la realidad para conformar la verdad oficial, y así poder venderla en los medios de comunicación afines y ser amplificada por los 'palmeros oficiales'. Todo con una única finalidad discursiva: convencer a los incautos de que "por lo menos no gobierna la derecha".

Con esta confusión de realidad y verdad van pasando los días de esta legislatura, que apenas lleva unas semanas desde la investidura de Sánchez y ya está muy envejecida, repitiéndose de forma monótona el guion escrito por los socios gubernamentales ya sea en Waterloo, Barcelona o Bilbao, consistente en que algún líder independentista dice una barbaridad y algún miembro del gobierno ha de salir a blanquearla, porque si no, "colorín colorado esta legislatura se ha acabado".

Así han de interpretarse los ataques al Poder Judicial, señalando a jueces con nombres y apellidos; la entrega de Pamplona sacándola de las garras del 'fascismo navarro'; la entrega progresista de la política de inmigración a los políticos xenófobos en Cataluña; o la inclusión dentro de la ley de amnistía a delincuentes terroristas, corruptos o prevaricadores. Ésa es la realidad del sanchismo aunque quieran transformarla dándole una nueva versión que se convierta en la verdad oficial.

No llores por mi España

Toda esta mentira está muy bien expresada en la canción "No llores por mi Argentina", y por eso les propongo que se imaginen a Pedro Sánchez cantando desde el balcón de la Moncloa, como una nueva Evita Perón, "No llores por mi España, mi alma está contigo, mi vida entera te la dedico, no te alejes, te necesito" y a continuación, seguir con los ojos inundados de lágrimas "jamás poderes ambicioné, mentiras dijeron de mi, mi lugar vuestro es, por vosotros luché. Yo solo quiero sentiros muy cerca", y añadir: "¡Qué más podré decir para convenceros de mi verdad, si aún queréis dudar, mirad mis ojos y ver cómo lloran de amor!", y haciéndole el coro plañidero, Yolanda Díaz, Teresa Ribera, MªJesús Montero, Félix Bolaños y Óscar Puente. Mientras tanto, Puigdemont, Otegi, Junqueras y Pablo Iglesias muertos de risa diciendo: "Pedro canta tu verdad que nosotros ya te iremos diciendo cuál es la realidad".