Sánchez tiene un problema: se le indigesta la ley de amnistía por el terrorismo

Pedro Sánchez va a tener pesadillas con el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, que es ahora mismo el principal obstáculo para sacar adelante la ley de amnistía y, en consecuencia, garantizar su continuidad en el poder.

Ni Puigdemont ni Junqueras ni Otegi le han quitado el sueño al presidente del Gobierno en estos años al frente del Ejecutivo. El juez probablemente sí esté consiguiendo desvelarle. Eso ya por sí mismo es un consuelo.

Y es que García Castellón no ha tardado ni 48 horas en desmontar el blindaje a algunos de los actos de terrorismo del procés de los que el juez responsabiliza al prófugo en Waterloo. El supuesto ‘terrorismo bueno’ que nos dibujó desde Moncloa el ministro Félix Bolaños resulta que encaja más bien a criterio del juez en el terrorismo malo. Algunos de los hechos que se le achacan Puigdemont no quedarían así cubiertos por la ley de amnistía.

Eso supondría un lío monumental para el Ejecutivo y un motivo de fundada esperanza para que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea acabe parando esta ley de la infamia con la que Sánchez, hay que recordarlo a diario, compró su investidura a un delincuente fugado.

García Castellón no se rinde. Se muestra implacable en la aplicación de la ley e inmune a los ataques feroces e inéditos que le lanzan desde el Gobierno. Sánchez tiene un problema que, por inesperado, puede ser el más grave de todos para él. Es probable que veamos nuevas maniobras contra el juez orquestadas desde Moncloa. Del sanchismo se puede esperar cualquier cosa.