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¿Quo vadis, Pedro Sánchez? La amnistía cae en el esperpento

Lo que se vivió en el Congreso lo firmaría Valle-Inclán sin dudarlo: los que se oponían hasta julio a la amnistía votaron a favor, el PSOE, y los que la pedían a gritos, Junts, se opusieron

Sánchez y Bolaños en el hemiciclo

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Lo que se vivió este martes en el Congreso lo firmaría Valle-Inclán sin dudarlo. Un auténtico esperpento en el que los que se oponían hasta julio a la amnistía votaron a favor, el PSOE, y los que la pedían a gritos, Junts, se opusieron. Resultado final: Pedro Sánchez se ha humillado ante Carles Puigdemont, pero no lo suficiente.

El presidente del Gobierno no está acostumbrado a perder y cuando lo hace no suele dar la cara. Por eso salió despavorido del hemiciclo en cuando finalizó la votación y no se detuvo ni cinco segundos con la prensa antes de huir en su coche oficial del Congreso con el gesto descompuesto, la mandíbula marcada y el ceño fruncido.

No es para menos. En términos taurinos fue mucho más que un revolcón, fue una cogida de las de enfermería y quirófano en la plaza. Su marcha precipitada del Congreso así lo atestigua. El coche oficial le llevó de vuelta a la Moncloa a relamerse allí las heridas, pero políticamente esa huida no tiene ahora mismo un destino claro. Nadie sabe dónde va Sánchez ni qué futuro le depara a esta legislatura.

En su momento tuvo la opción de plantarse ante Puigdemont y convocar elecciones con el argumento de que no podía ceder, de que la amnistía era inconstitucional. Pero eligió otro camino, el de someterse al chantaje. Decidió firmar en Bruselas un pacto con un delincuente y asegurarse su investidura. Ahí se subió a un tren del que ya es tarde para bajarse. Por eso es muy probable que siga en su huida hacia adelante, sin saber a dónde le conduce el camino y lo que es peor, a dónde lleva a España.