El campo también se rebela contra Sánchez
El campo español, a semejanza de lo que está ocurriendo en Francia, Holanda o Alemania, se levanta contra sus respectivos gobiernos y contra las políticas de la Unión Europea
Protesta de agricultores
Este martes pueden vivirse tractoradas espontáneas en todo el país, convocadas a través de WhatsApp y otras redes sociales al margen de las oficiales que se van a celebrar en los próximos días al amparo de las grandes asociaciones agrarias y ganaderas como COAG, UPA y ASAJA. Todas ellas son el preludio de la gran marcha de tractores que va a tener lugar en Madrid el 21 de febrero y que amenaza con colapsar la capital.
El campo español, a semejanza de lo que está ocurriendo en Francia, Holanda o Alemania, se rebela contra sus respectivos gobiernos y contra las políticas de la Unión Europea. Están cargados de razones casi tanto como de burocracia y exigencias. Los agricultores y ganaderos españoles se sienten asfixiados por Bruselas e incomprendidos por el Gobierno.
A las exigencias burocráticas y medioambientales de la PAC y la Agenda 2030 se suman leyes nacionales, como la de protección animal, redactadas por la izquierda que no ha pisado una explotación agraria jamás y que colma la paciencia de los agricultores y ganaderos de nuestro país.
El maltrato a los productores no es una sensación sino una realidad. La competencia desleal de terceros países es un hecho que se puede constatar. Muchos herbicidas, plaguicidas y fertilizantes que se han prohibido a los agricultores españoles, con el consiguiente incremento de costes al tener que recurrir a productos más caros, se siguen empleando con normalidad en países que luego exportan su producción a la Unión Europea.
El campo se ha hartado de todo esto. Es un movimiento a nivel europeo que empieza a prender en España. Que Pedro Sánchez se ande con ojo porque el campo normalmente protesta poco, pero cuando protesta lo hace de verdad. La respuesta que puede dar este Gobierno es limitada, primero porque está encorsetada dentro del marco de la UE y, segundo, porque la izquierda que ha hecho bandera de la Agenda 2030 y del ecologismo, ve enemigos en lugar de productores de empleo y riqueza en los sectores agrícola y ganadero. La cosa pinta mal.