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Enrique Martínez

Sánchez bajo la tormenta perfecta: Koldo, Puigdemont y amnistía

La norma puede que salga adelante, pero en Europa borrar delitos de corrupción, como la malversación, y otros de terrorismo es algo imposible de digerir

Pedro Sánchez

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Al presidente del Gobierno se le tuercen sus planes, por suerte para España. Gobernar sin ganar las elecciones y dependiendo de socios tan inestables como Sumar y tan peligrosos como los independentistas vascos y catalanes es un plan disparatado, una bomba de relojería. Más aún cuando la investidura se logra comprando los votos a unos políticos delincuentes con una ley de amnistía que borra sus delitos. Lo que nace de la corrupción, política en este caso, corrupto está.

Pedro Sánchez se las prometía muy felices. La investidura bien valía aguantar el chaparrón de la ley de amnistía. Pero una vez aprobada, el tiempo cura todas las heridas, pensaba el inquilino de la Moncloa. El problema es que el chaparrón ha sido un ciclón tropical.

La amnistía ha entrado en un callejón sin salida. Quizás sí sea posible sacarla adelante en España, pasando por el aro estrechísimo que le pone delante Puigdemont, pero en Europa borrar delitos de corrupción, como la malversación, y otros de terrorismo es algo imposible de digerir. Si no muere en nuestro Tribunal Constitucional es muy probable que muera manos de la Comisión Europea o de la justicia europea, el TJUE.

Y es que justo cuando Sánchez negocia con Junts ese cheque en blanco para todo tipo de delitos, el Tribunal Supremo decide por unanimidad imputar por terrorismo a Puigdemont. Se le complica tanto la cuestión a Sánchez que ahora mismo parece imposible que la amnistía llegue a buen puerto. Y sin amnistía ya sabemos lo que pasa, lo dijo el número dos de Junts, Jordi Turull: “colorín colorado”.

Por si fuera poco, en medio de todo esto le estalla el caso Koldo en el corazón de su Gobierno. Las sospechas se extienden como una mancha de aceite y llegan ya hasta la alcoba presidencial. La inquietante Begoña Gómez, esposa de Sánchez, reuniéndose con empresarios de la trama corrupta. Eso merece una explicación que, por otra parte, se antoja complicada y difícil.

Este caso de corrupción económica aprovechando además el momento trágico y dramático de la pandemia de covid puede acelerar la descomposición del Gobierno. Aunque Sánchez no es de los que se rinde con facilidad, su debilidad es extrema. La tormenta perfecta se cierne sobre él y por mucho que intente aguantar todo tiene un límite.