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Sánchez sacrifica un peón para salvar a una torre: Armengol se agarra al sillón

El presidente no está dispuesto a entregar un trofeo de caza mayor como es la tercera autoridad del Estado. Una vez sacrificado Ábalos, intenta que el incendio no traspase

Francina Armengol

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La petición de dimisión de Francina Armengol es un clamor. No sólo el PP, como dice ella, multitud de medios de comunicación, incluido este, sostienen que la presidenta del Congreso debería asumir su responsabilidad ante la catarata de informaciones y la falta de explicaciones coherentes. Su rueda de prensa de este martes tuvo mucho de victimismo, demasiadas incógnitas sin despejar, algunas mentiras y muy pocos argumentos convincentes.

Pero Pedro Sánchez no está dispuesto a entregar un trofeo de caza mayor como es Francina Armengol, tercera autoridad del Estado. Al menos de momento. Veremos la semana que viene. Pero por ahora, una vez sacrificado Ábalos a modo de cortafuegos la estrategia parece clara: intentar de que el incendio no traspase los límites del antiguo Ministerio de Transportes.

Por eso, el actual ministro, Óscar Puente, ha decidido destituir al secretario general de Puertos del Estado, Álvaro Sánchez Manzanares, por su responsabilidad en la adquisición de 20 millones de mascarillas a la empresa implicada en la trama Koldo. Hay otros altos cargos del ministerio que no salen nada bien parados en el sumario del caso. Es previsible que sus cabezas vayan rodando poco a poco, según apriete la presión política y mediática sobre Sánchez.

En todo caso, Francina Armengol sigue en la UCI política y nadie sabe qué pasará en los próximos días. Sus explicaciones no han convencido a casi nadie. Se fue por la tangente en las tres ocasiones que le preguntaron si alguien de la trama corrupta le había contactado a ella o a alguien de su entorno cercano. No lo negó, probablemente porque no puede, porque es probable que sí se produjera ese contacto y porque puede existir un rastro que lo acredite. La presidenta del Congreso está a un registro telefónico, a un SMS o a un correo electrónico de tener que dimitir.