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Parásitos

Un gobierno parasitado por la corrupción política y económica que va arrastrando los pies escándalo tras escándalo, y que está en respiración asistida proporcionada por los propios parásitos

La portavoz de Justicia de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso, Pilar Vallugera, y el diputado de Junts Josep Maria Cervera

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Actualmente, el Gobierno de España está siendo parasitado por la corrupción, tanto política como económica. El parasitismo, según su definición académica, es un tipo de relación entre dos seres vivos en el cual uno de los participantes, el parásito, depende del otro, el huésped, y así obtiene algún beneficio. Se han juntado en el socialismo dos tipos de corrupción que le están parasitando: la que se genera por dinero y la que se produce por poder, y ambas han eclosionado de forma evidente en la presente legislatura. Lo que representan Koldo y Puigdemont son dos caras de la misma moneda que ha parasitado el universo socialista de una forma bastante clara.

La corrupción política está asolando hoy en día la acción gubernamental, pero tiene su origen desde el mismo momento en que Sánchez llegó al gobierno en la primavera de 2018, pactando su supervivencia con aquellos partidos políticos que adoptaron de forma inmediata su condición de parásitos chupando de forma constante las arcas del gobierno para obtener beneficios, tanto económicos como de impunidad ante la ley, y así deben de entenderse tanto los indultos como la propia amnistía. Esta ley ha sido redactada por los propios parásitos políticos para evitar la desparasitación que estaban haciendo los jueces y seguir obteniendo beneficios.

Escrito de claudicación

En España contemplamos con estupor cómo el PSOE manda escritos de claudicación, como el de la aceptación de la amnistía, junto al logo de partidos cuyos miembros han sido condenados por terrorismo como Bildu, investigados por hechos terroristas como Junts, condenados por atacar la Constitución como ERC, o simplemente, por robar, todos ellos socios parlamentarios de los que depende el sanchismo gobernante, y siempre con el silencio de los líderes y las bases socialistas, con alguna excepción valiente como la de Alfonso Guerra y Nicolás Redondo o más pusilánime como la de Felipe González o Page, que si quisieran decir basta ya, toda esta deriva socialista habría finalizado.

Los parásitos políticos no se conforman con lo ya obtenido sino que su vocación es el permanente parasitismo hasta que acaben con el cuerpo donde se han instalado. Por eso dicen y reiteran que no se arrepienten y que lo volverán a hacer y esa frase típica del 'parásito' la hemos escuchado a los cinco minutos de ser aprobada la ley de amnistía en la Comisión de Justicia del Congreso.

Humillación ante el parásito

La humillación ante este parásito es total por parte de Sánchez, que confía que la sangre que le chupen no sea mortífera y le permita seguir viviendo en la Moncloa unos días más, única pretensión del parasitado Gobierno. Pero la naturaleza del parásito es "chupar y chupa"”, algunas veces de forma acelerada como en la actualidad, y otras de forma más suave, pero siempre de forma constante. No hay que olvidar que el objetivo final de los socios parásitos políticos del socialismo es que España pida perdón y humillar a la democracia y la Justicia española que fue quien le mandó a la cárcel.

De las entrañas del socialismo profundo

Pero junto a los parásitos políticos existe otro parásito que también se encuentra en el cuerpo socialista y es la corrupción económica. El militante Koldo ha salido de las propias entrañas del socialismo profundo y ha tenido vida gracias al aparato socialista representado por Ábalos y Santos Cerdán, ramificándose por todos los ministerios y las comunidades autónomas de más obediencia sanchista con Armengol y Torres a la cabeza. De esta parasitación aún no se sabe todo pero el escándalo irá subiendo de peldaños desde el corazón socialista hasta la cabeza.

Este tipo de parásito corrupto cuando entra en el cuerpo socialista siempre muta en las mismas imágenes: marisquerías, prostitución, juergas y consumo de drogas, y por supuesto, enriquecimiento personal, siendo curiosa la falta de reacción del movimiento feminista que mira hacia otro lado, como lo hizo con la ley del "sí es sí" y la excarcelación de violadores y pederastas, ante la utilización de las mujeres prostituidas, y ahí tenemos las conversaciones intervenidas que hablan de actos sexuales explícitos pagados por 'bizum' y de fajos de billetes fotografiados extendidos encima de las camas.

Ésta es la realidad de un gobierno parasitado por la corrupción tanto política como económica que va arrastrando los pies escándalo tras escándalo, y que está en respiración asistida proporcionada por los propios parásitos para poder seguir “chupando la sangre”. Pero Sánchez sabe que su respiración durará lo que quiera la Koldosfera o Puigdemont, los primeros cuando se harten de cargar con la culpa colectiva y el segundo, cuando ya no encuentre útil la colaboración con el sanchismo.