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Delcy Rodríguez, en una imagen de archivo

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Delcy Rodríguez es una de las personas con más mando en Venezuela. Desde hace años es la mujer fuerte de Nicolás Maduro. Es vicepresidenta y ministra de Economía, Finanzas y Comercio Exterior. Todo un personaje. Vidrioso, sí.

Pues bien, ella fue quien el 20 de enero de 2020 aterrizó con un jet privado en Barajas, de noche, aún sabiendo que tenía prohibido pisar suelo europeo por las sanciones de la UE a su país.

Mas todavía, fue recibida en la pista del aeropuerto por José Luis Ábalos, al que acompañaban Koldo García, el empresario Víctor Aldama y el comandante de la Guardia Civil investigado por corrupción en la trama del PSOE.

Suma y sigue: todos ellos se desplazaron hasta allí porque Pedro Sánchez telefoneó a Ábalos, mientras estaba en la ópera, para avisarle de la llegada de la mandataria venezolana.

Es decir, la noche de autos estaban presentes los principales cabecillas de la red criminal pillados con las manos en la masa en la Operacion Delorme investigada por la UCO.

Lo más llamativo de aquella visita fue que Rodríguez bajó del avión cuarenta maletas que nadie ha explicado qué contenían. ¿Dinero? Seguramente si. Mucho dinero, desde luego. La diputada Ana Oramas, de Coalición Canaria, dijo que las maletas portaban lingotes de oro. Se trata del bautizado como Delcygate.

¿Y para qué iba a traer la ministra de Economía de Maduro ese porte a España de noche y, precisamente, siendo recibida por tan” ilustres” recepcionistas? He ahí una de las grandes incógnitas jamás reveladas por La Moncloa, pero que viendo toda la porquería que va apareciendo sobre destacados miembros del PSOE ilumina nuevas sospechas.

Precisamente El Confidencial ha establecido la relación del empresario Aldama con Globalia como mediador con Venezuela para cobrar la compañía española de la familia Hidalgo una deuda que tenía de 176 millones de euros con la filial Air Europa.

Igualmente, ha acreditado el digital dirigido por Nacho Cardero las reuniones secretas que mantuvo la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, con por el entonces director de la empresa, Javier Hidalgo, que a través de una de sus compañías, curiosamente, financió cursos de la Primera Dama monclovita en su chiringuito del Instituto de Empresa. Las fechas coinciden.

Francisco Mercado publica en ESdiario una nueva entrega de . Así es.

Como solía decir la mano derecha de Napoleón, su ministro de Exteriores Tayllerand: “Ni afirmó ni niego, expongo”. A.M.BEAUMONT