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Isabel Díaz Ayuso.

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Isabel Díaz Ayuso es el maligno para el sanchismo. “Aparta de mí Satanás”, gritan despavoridos desde La Moncloa cuando algún despistado la nombra. Le ha endosado tantas derrotas políticas a Pedro Sánchez que maldice todo lo que huela a “la frutera”.

Todo tiene su cara y su cruz. Y si no se crea al diablo opositor sería más complicado tener a Dios sentado en el despacho de presidente. De hecho, la lideresa de Madrid, claro, es odiada por las huestes zurdas e indepes. El odio africano a Ayuso es la amalgama que une al “progresismo” español de muchos colores ideológicos.

El PP no debería dejar pasar este nuevo asunto que acaba de saltar, el del novio de Ayuso, despejándolo como si fuese un tema particular de la pareja de la presidenta madrileña con Hacienda. No es eso.

Estamos ante algo mucho más grave. Muy relevante políticamente hablando. Se trata de una cacería feroz a uno de los referentes principales de la oposición, en la que se busca destruir al considerado “enemigo”, y para ello vale cualquier método. Hasta utilizar los recursos del poder para revisar hasta el último papel de cualquier miembro de su familia o allegado. Esta vez se ha llegado, incluso, hasta filtrar datos de una inspección fiscal a su novio.

Curiosamente, la jefa de la Fiscalía de Madrid, Pilar Rodríguez fue promovida al cargo siendo ministra de Judticia Dolores Delgado. Todo cuadra.

Cosas así, de tan irregular manipulación, las habíamos visto practicar en “democracias” tan sui genéris como la de Venezuela de Nicolás Maduro. Pero en en los países europeos no tiene parangón.

Aunque este Gobierno nos tiene acostumbrados cada día a saltarse tantas veces las líneas rojas que ya las ha dejado sin color. A.M.BEAUMONT