Cerrar

Eugenio Narbaiza

Las elecciones vascas como reflejo del cambio sociológico en el País Vasco

El esperable crecimiento de Bildu, sustentado en gran parte por una juventud vasca cansada de un PNV que consideran antiguo, podría suponer un cambio histórico en tierras vascas.

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar (1i), el candidato del PNV a Lehendakari, Imanol Pradales (2i) y el Lehendakari, Iñigo Urkullu (2d).

Creado:

Actualizado:

Con el inicio de la campaña de las elecciones vascas, España se enfrenta a un período concatenado de elecciones que pueden alterar la actual configuración no sólo de las hegemonías políticas en el País Vasco, sino la fuerza del gobierno de coalición que sustenta a Pedro Sánchez, pudiendo dar lugar a unas elecciones generales en el tramo final de 2024. Unas elecciones vascas que, aunque podrían parecer de escasa influencia de cara a la política nacional, esconden el resultado de una guerra entre las formaciones nacionalistas e independentistas.

También pueden considerarse como la confirmación de un cambio sociológico en el seno de la sociedad, en el que un importante sector de la población, fundamentalmente joven, favorecería con su voto a la izquierda abertzale, blanqueada e incorporada a los centros de decisión en Madrid, rompiendo el protagonismo histórico del PNV en su papel de partido conseguidor de beneficios para el P. Vasco.

En este sentido, cabe decir que ese sector jóven de la sociedad vasca ha empezado a considerar al PNV como el partido que se ha vuelto "viejo", por su agotamiento en la gestión y por la falta de soluciones que plantea a la grave crisis estructural que vive la sociedad vasca.

Entre sus problemas más latentes: que las posibilidades laborales no cubren las necesidades de los ciudadanos ante la falta de industria, la mayor dependencia del sector público a la hora de conseguir empleo, la inestabilidad contractual y sobre todo la falta de medidas que puedan impulsar el acceso a la vivienda, así como a una sanidad de calidad. Un ámbito muy degradado por la falta de factor humano que no accede a los puestos de trabajo, dada la obligatoriedad del eusquera.


Así, resulta curioso comprobar como el partido que preside Andoni Ortuzar -en el pasado Aberri Eguna- hizo un “toque de generala” a los vascos, de manera desesperada, arremetiendo contra Bildu usando la teoría de que “viene el lobo”. Lo ha hecho poniendo el ojo en lo que podría suponer que los de Arnaldo Otegi ganara las elecciones, aunque la realidad dice que los resultados pueden determinar un giro en la manera de hacer política del PNV y un cambio en la dirección del artido sabiniano debido al rotundo fracaso que Ortuzar viene cosechando en los últimos tiempos. Todo ello hasta el punto que el futuro del PNV dependerá de sus siglas y no de la fuerza de su candidato Imanol Pradales, un gran desconocido para la sociedad vasca y cuya única carta de presentación es que “es un independentista con 8 apellidos castellanos”.

Mientras que esto sucede en el nacionalismo tradicional, la izquierda abertzale representada por Bildu usará estas elecciones para consolidar su cambio de imagen de cara a la sociedad en cuanto a darle a entender que es un partido más, presentando incluso “un candidato de corbata” que esconda la influencia de Otegui en la formación, intentando demostrar que tiene un proyecto, aunque uno de sus objetivos, estará en solucionar el tema de los presos de ETA y su salida a la calle, además de seguir penetrando en los núcleos urbanos y en los sectores de influencia de la política vasca.

En el lado de las formaciones constitucionalistas, sin duda habrá que estar atentos al crecimiento del Partido Popular de la mano de Javier de Andrés, un político con experiencia al haber sido Diputado General de Álava y que tiene la misión de recuperar la fuerza que antaño tuvieron los populares, saliendo de esa crisis estructural que ha vivido este sector social. Podría dar la sorpresa y ser capaz de mejorar los resultados electorales hasta el punto de que en un futuro podría condicionar los apoyos en la política vasca ante las debilidades del PNV.

Finalmente, los socialistas vascos, socios naturales del PNV desde hace décadas, pretenderán pasar desapercibidos en estas elecciones para no verse afectados por las influencias de los resultados electorales y de los casos de corrupción que tan nerviosos les están poniendo y que puede generarles un castigo importante en las urnas vascas. Todo ello a pesar de que no les quede otra que seguir siendo “la muleta de los jeltzales del PNV”.