La máquina de radicalismo de Sánchez
El miedo a la guerra total vuelve a dejar helado al mundo. Aires bélicos soplan por todos los lados. Y, al rebufo, nuestro presidente, envuelto en la bandera blanca de la neutralidad, envía mensajes que gustan en Teherán y elogia la terrorista Hamas. El ataque a Israel con drones de Irán lo ha calificado Sánchez en X como un “acontecimiento”. Trabajar, como hace el mandatario socialista en este momento, por el reconocimiento de Palestina como Estado es inoportuno. Supondría dar una victoria a quienes utilizan el terrorismo para alcanzar ventajas políticas. A veces, es mejor no estar que estar en el lado equivocado.
Mientras, las elecciones vascas siguen su curso. Lo más llamativo -a cinco días de abrirse las urnas- es que sumados PNV y Bildu, según los sondeos, obtendrían el 69,8% de los votos. Hablamos de un crecimiento del independentismo de 12 puntos en cuatro años. Principalmente por la subida de los proetarras. El sanchismo es una máquina de confeccionar radicales y separatistas. La política, por necesidad de Sánchez, de blanquear a los de Arnaldo Otegi les ha colocado en la situación privilegiada de llevarse el gato al agua el próximo domingo. Son las peores noticias para la España constitucional. A.M.BEAUMONT