Las elecciones vascas: ¿son unas elecciones para todos los vascos?
Estamos hablando de unos comicios claves a nivel político y social en el P. Vasco en el que 250 mil vascos que se vieron obligados a abandonar su tierra no pordrán ejercer su derecho a voto.
Este domingo se celebran las elecciones autonómicas vascas. Una cita que supondrá una de las tres etapas decisivas para averiguar el futuro inmediato de España en lo político y en la continuidad de un gobierno maniatado legislativamente por su dependencia del independentismo vasco y catalán, así como por el “nacionalismo democrático “ del PNV.
Estas elecciones, que pueden provocar un cambio sociológico en la sociedad vasca por los resultados que pueden salir de ellas, también van a suponer un cambio sociológico de evolución en la guerra hegemónica entre las formaciones nacionalistas. Y, por otro lado, la constatación de que los nacionalistas presentan un proyecto agotado, con triquiñuelas, y que pretenden esconder sus errores estratégicos de los últimos años en su manera de gestionar la sociedad y particularmente en su papel de 'muleta sanchista' en la política nacional.
Pero realmente ¿son unas elecciones libres? En absoluto porque, una vez más, tanto el gobierno de España como el gobierno vasco -unos por dejadez y mala praxis política y otros porque su inacción ha sido voluntaria y cómplice- siguen sin posibilitar que 250 mil vascos que se vieron obligados a abandonar el País Vasco puedan ejercer su derecho a voto, su posibilidad de decidir el futuro de su tierra, a pesar de ser expulsados de la misma por las actuaciones y presiones de una banda terrorista.
Por otro lado -en esta revolución sociológica que se puede producir este domingo- se comprobará el hartazgo de una parte de la sociedad y de la manera de gestionar del “viejo partido” que se ha preocupado más de sobrevivir en la moqueta. Se han olvidado del futuro de su juventud, que ve cada vez más sector público en sus oportunidades laborales, escasa estabilidad laboral y trabas importantes en cuanto a poder estabilizar su vida con una vivienda (la más cara de España) y con una barrera de la obligatoriedad del idioma para trabajar. Todo ello ha provocado una fuga masiva de talentos hacia otras regiones o países, aunque las consecuencias de esta política, como es el caso de la sanidad, se tenga que recurrir a traer médicos extranjeros a cualquier precio por la falta de facultativos locales.
Tanto PNV como PSE pagarán con creces su manera de hacer política pero, sobre todo, pagarán las consecuencias de su blanqueamiento de Bildu, una formación supuestamente democrática, pero de herencia etarra y que no reconoce ni el daño causado por sus inspiradores ni acepta otra cosa que la discriminación hacia todo aquello que no sea su intención de hacer daño a España, romper la Constitución y crear un Estado Vasco, irreal, alejado de la historia y fuera de la realidad.
La juventud vasca -protagonista de este cambio sociológico- quiere reprobar lo establecido, pero hay que tener en cuenta que a lo largo de los años ha sido educada de una manera que le hace “rechazar” lo español y pone sus ojos en Bildu, por otra parte, introducido en asociaciones culturales, deportivas, o de todas aquellas que puedan tener influencia social, tanto en el medio rural como cada vez más en lo urbano. Una formación abertzale que son “los proetarras de siempre, pero con corbata”.
Todo esto se lo debemos al 'sanchismo', porque es quien por intereses personales de poder les ha naturalizado a los de Otegui, pero no a los socialistas de siempre, que se callan aunque han sufrido como los que más las acciones de Eta.
Veremos que sucede este domingo y cuáles son los resultados pero si España no reacciona y el Constitucionalismo no reacciona, veremos muy pronto a Bildu en Ajurianea y desde luego, muchos vascos queremos impedirlo pero no nos dejan participar a pesar de nuestro derecho moral a decidir, sólo por ser constitucionalistas.