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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

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¿Qué sabe Pedro Sánchez sobre lo que va a ocurrir que los demás todavía no sabemos? Porque, es increíble una medida tan brutal como el cese voluntario de la actividad pública como presidente para reflexionar si merece la pena seguir o renunciar. Sobre este tema caben todo tipo de conjeturas. Y el único que las puede desmentir es el inquilino de La Moncloa. Se verá pronto.

No creo que un mandatario tan fogueado como Sánchez vaya a tirar la toalla porque un juez investigue los tejemanejes de su esposa con empresarios amigos que, por cierto, recibieron préstamos y subvenciones públicas. Puede ser inmoral lo hecho por Begoña Gómez, desde luego, aunque tiene pocos visos de prosperar penalmente. Sánchez sabe bien que ante una denuncia de hechos que pueden ser delictivos cualquier juez debe abrir diligencias. Así que preveía perfectamente que este momento iba a llegarle a su esposa.

Lo de Pegasus es harina de otro costal, puesto que el Gobierno español ha molestado tanto a Israel, por su postura en Gaza, que posiblemente ahora esté dispuesto a tirar de la manta sobre lo del software espía. Y esa información sí podría dejar en muy mal lugar a Sánchez en relación a cómo se ha comprometido la posición de nuestro país en algunos volantazos internacionales.

Con todo, si alguna de estas dos cuestiones fueran las que acucian al líder socialista, considero que hubiera presentado la dimisión de inmediato, no la habría postergado hasta el día 29 de abril.

Hay otra posibilidad, que conociendo la mentalidad del personaje, cuadra incluso más. Pedro Sánchez sabe que Carles Puigdemont en este momento está en las encuestas en Cataluña por delante de su candidato Salvador Illa. Un desastre mayúsculo. Visto lo cual, el líder del PSOE se reviste de mártir, ataca mediante “carta a la ciudadanía” a la ultra derecha, al PP, a Feijóo, a Abascal, a medios a los que tilda de ultras y a los jueces; se transforma en gran defensor de las libertades y lanza el próximo lunes su primer mitin para un territorio como Cataluña, donde sabe que está bien considerado. El presidente toma fuerza para luchar contra “los reaccionarios”. A.M.BEAUMONT