La deriva populista de Sánchez: una peligrosa huida hacia adelante
La investigación a Begoña Gómez es sólo la excusa para victimizarse. De nuevo es objeto de un acoso injusto, como lo fue en el PSOE. De nuevo apela a los militantes, ahora a los ciudadanos
Cuando Pedro Sánchez fue expulsado a patadas por sus propios compañeros de la secretaría general del PSOE tomó la decisión de conquistar a los militantes para torcerle el brazo al aparato del partido y auparse de nuevo al poder apoyado en ellos. Y lo consiguió. Ahora, con la soga al cuello de la corrupción, derrotado con estrépito en Galicia, en los huesos sometido a sus socios independentistas y acosado por las consecuencias de sus propias decisiones políticas, vuelve a hacer lo mismo, pero a mayor escala.
La investigación judicial a Begoña Gómez es sólo la excusa para victimizarse. De nuevo Sánchez es objeto de un acoso injusto, como lo fue en su partido. De nuevo apela a los militantes, los ciudadanos en este caso, para rehabilitarse políticamente. Esta intentado que haya un clamor, o que lo parezca, pidiéndole que no se vaya, que aguante el tipo contra la fachosfera. Busca una suerte de moción de confianza popular, por aclamación.
De ahí que se haya dado cinco días, no para supuestamente meditar sino para dar tiempo a caldear el ambiente. De ahí que sus ministros y todos los cargos socialistas de mayor o menor rango hayan salido públicamente a expresar su apoyo a Sánchez en un espectáculo de adhesión al líder de corte norcoreano que produce cierto bochorno al espectador. Y de ahí también que se haya convocado ya una manifestación para este próximo sábado en Madrid, en la calle Ferraz, de apoyo popular al presidente del Gobierno. Llenarla es relativamente fácil, lograr que eso sea un verdadero clamor resulta mucho más complicado.
Por eso la maniobra, por forzada, es arriesgada. La militancia no es lo mismo que la ciudadanía. Los afiliados del PSOE tienen una devoción por el líder que nada tiene que ver con la del ciudadano de a pie por muy votante socialista que sea. Pedirles a ellos que participen de manera masiva, como figurantes, en esta obra de teatro protagonizada por Sánchez es mucho pedir. Aunque a la maquinaria propagandística monclovita le basta una foto de la estrecha calle Ferraz llena de gente para justificar con eso el regreso triunfal de Sánchez. En esto del populismo son maestros.