Pedro Sánchez y la teoría del "cisne negro"
Esta metáfora describe un suceso sorpresivo de gran impacto y que una vez producido se explica dando la impresión de que lo ocurrido era lo previsible. ¿Les suena?
La teoría del “cisne negro” es una metáfora, aplicable a la política, que describe un suceso sorpresivo de gran impacto y que una vez producido muchos analistas lo explican dando la impresión que lo ocurrido era lo previsible atendiendo las circunstancias que rodeaban el acontecimiento.
El jueves pasado se produjo un suceso “cisne negro” con la carta de suspensión de la actividad presidencial publicada en las redes sociales por Pedro Sánchez. Desde esa tarde ríos de tinta están discurriendo por los medios de comunicación 'sanchistas' explicando que el acontecimiento era previsible teniendo en cuenta la “maldad” de los enemigos de la democracia: jueces, periodistas, políticos de la oposición y todo aquel que se ha atrevido a decir que el gobierno tiene “tics” autoritarios.
Este “cisne negro” lo veremos en su máxima expresión el lunes próximo, fecha que el santoral católico lo dedica entre otros insignes santos a “Santa Tertulia virgen y mártir”. Por eso las tertulias del régimen sanchista explicarán, si dimite su icónico referente, que era previsible por el acoso y derribo que durante estos años ha sufrido Sánchez y si no dimite dirán que era previsible porque el líder va a seguir sacrificándose para librar a España de la perversa derecha y extrema derecha. En todo caso saben que tendrán preparado el guión que se está escribiendo en la Moncloa en estos momentos y que les llegará en forma de argumentario el mismo lunes.
La “Santa Tertulia” sanchista ha ido explicando desde las columnas periodísticas o desde debates televisivos y radiofónicos que era bueno blanquear a Bildu porque se consolidaba la democracia, a la vez que en la última semana de campaña de las elecciones autonómicas vascas que los de Otegi eran malos porque no condenaban el terrorismo de ETA. Todo ello para pasar sin solución de continuidad a afirmar que Sánchez había contado con el 90% de los votos autonómicos vascos, incluyendo al PSOE-PNV BILDU-SUMAR.
También han explicado que la amnistía era mala para España porque se amparaba a delincuentes que habían roto la convivencia en Cataluña y a partir del 23 de julio los miembros de la cofradía de la “Santa Tertulia” variaron de opinión alabando la amnistía como elemento clave para lograr la convivencia en Cataluña.
Así podemos recorrer estos años sanchistas en la que los diferentes “cisnes negros” políticos eran lavados, secados y peinados y, en definitiva, blanqueados por la “Santa Tertulia”. Se explicaba con el mismo entusiasmo el no pacto y el pacto con Podemos, que la Justicia era buena o mala según el contenido de las sentencias o el autor de las mismas, la existencia de corrupción buena y mala, de un terrorismo bueno o malo y decenas de ejemplos más que fácilmente podemos recordar.
Pero ahora ha llegado la hora del gran “cisne negro” político, que es el desenlace de la “miniserie” dramática que inició su andadura el jueves pasado y que ha sido anunciado para el lunes 29 de abril. Mientras tanto, en los cinco días prometidos de reflexión, la “Santa Tertulia” ha puesto en marcha la “picadora de carne fascista”. De esta manera han atacado al juez que ha incoado el procedimiento para investigar a la mujer de Sánchez, olvidando que todos somos iguales ante la ley, porque eso solo vale para la familia de los miembros de la “fachosfera”, como la presidenta madrileña Ayuso o el presidente del Partido Popular Alberto Nuñez Feijóo, cuya familia ha sido investigada y calumniada hasta la saciedad. Incluso cuando se han archivado todos los procedimientos judiciales iniciadas en muchas ocasiones por el partido socialista.
Pero por mucho que se empeñe la "Santa Tertulia" sanchista, la verdadera cara del “cisne negro presidencial”, que inició el vuelo el pasado jueves, solo tiene una explicación evidente y no simplemente previsible: el puro tacticismo político, ya que la presidencia de España no se reflexiona sino que se ejerce. Se dimite o no se dimite, pero no se abre un paréntesis.
Porque los españoles no estamos para pensamientos íntimos sino que estamos para que nos solucionen los problemas y si se está desganado pues que venga otro con ganas de pelear por todos los españoles sin distinción de lugar de residencia o ideología. Y es que ser presidente del gobierno de España merece la pena si se actúa con altura de miras y no por el mero hecho de ocupar el sillón de la Moncloa. Pero a la “Santa Tertulia” no le gusta esta explicación del “cisne negro primaveral” pues están más por un final más épico, están en el “no pasarán” guerracivilista.