El “puto amo” nos hace el favor de quedarse
Hiciese lo que hiciese, esta vez, iba a perder. Los planes de su partido para movilizar masas el fin de semana, para convencerle de quedarse, han sido un fiasco. La maratón de Madrid este domingo tuvo más inscritos que juntos los traídos a las puertas de Ferraz en autobuses pagados por el PSOE y los convocados a la puerta del Congreso para “defender la democracia” por el lloro de Pedro Almodóvar y el lamento de Marisa Paredes. España, ha quedado patente, no se ha preocupado por la marcha de Pedro Sánchez, sino que ha hablado, tomando una cerveza en las terrazas, del capricho de un adolescente que se toma unos días para ver si sigue jugando o se lleva el balón, porque la decisión del árbitro no le gusta.
Sánchez ha dejado correr cinco días el reloj de la reflexión mostrando que nada ni nadie le importa más que él. Ha convertido en fortín un relato de 'Romeo y Julieta' para consumo de las Rosa Villacastín sanchistas de turno. Su partido ha quedado en evidencia, el Gobierno anulado, sus compromisos en suspense. Ha hecho de su capa un sayo. Tras lanzar una carta a la ciudadanía que, en realidad, era una crítica a cualquiera que no comparta, como "su hombre de Atapuerca", Óscar Puente, que es el “puto amo”, ha enmudecido para que se viese a las claras que estaba enfadado. La sensación de soberbia caprichosa ha sido clamorosa.
Pues bien, con todos estos mimbres ha llegado, vía comunicación institucional, sin preguntas de falsarios periodistas, su sentencia. Ya hay fumata. La decisión de Begoña Gómez y él mismo es quedarse. Aunque sea un juguete roto. Un presidente sin legislatura. Rehén de aquellos que sólo desean sacar tajada de su debilidad. Ha forzado una campaña de relanzamiento de su imagen que simplemente ha servido para saber que no cuenta más que con sus plañideras de siempre. Con los más holigans. La gente ha mirado su historieta con la indiferencia de la vaca que ve pasar a un tren. 'Pedro el fantástico' continúa en La Moncloa. A.M.BEAUMONT