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Sánchez, el populista que busca un filón de votos

La denuncia de informaciones falsas para perjudicarle es el mayor de los bulos. El pirómano acusa al bombero de provocar el fuego

Pedro Sánchez en un mitin del PSC

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Pedro Sánchez busca un filón electoral a costa del victimismo y el frentismo: “van a ir con todo (los medios) a por nosotros”, decía este jueves en Barcelona el líder socialista aprendiz de Maduro. Su retiro de cinco días para reflexionar ha terminado en una denuncia falsa: su esposa y él mismo han sido víctimas de una campaña de bulos lanzada por los pseudomedios, las webs, como él mismo las/nos llama.

La denuncia de informaciones falsas para perjudicarle es el mayor de los bulos. El pirómano acusa al bombero de provocar el fuego. Lo cierto es que Sánchez no ha sido capaz de desmentir las múltiples noticias que se han dado sobre la actividad laboral de su esposa. Que esas andanzas sean delictivas es algo que corresponde a los jueces decidirlo, no a los periodistas.

Nosotros nos dedicamos a informar de unos hechos contrastados: Begoña Gómez es una suerte de reina Midas. Todas las empresas que toca se vuelven de oro. Recauda fondos para su máster de compañías que desde ese instante aumentan su contratación con el Estado y a las que recomienda para que ganen concursos públicos. Eso no es opinable. Son hechos documentados que no tiene un pase desde el punto de vista de la decencia democrática. Otra cosa es que sean delito. Lo veremos.

Desde luego lo que no son es bulos, pero interesa sobremanera hacer creer que lo son. Por eso el espectáculo que ha montado Sánchez, para no dar explicaciones y para presentarse como una víctima. “Van a ir con todo a por nosotros” es una forma implícita de decirle a los ciudadanos que cualquier información que salga contra él o su mujer es falsa, parte de esa campaña de desinformación que él mismo denuncia. Es el primer mandamiento del populista: todos contra él y todo mentira.

Todos contra Sánchez porque él es el guardián de la democracia, el que lucha contra los poderosos y el que defiende a los débiles. Y eso no lo puede aceptar la derecha y la ultraderecha. El líder socialista busca ahí, en el populismo feroz, en los bulos y en la confrontación, un caladero de votos que le permita remontar cuando más tenía el agua al cuello. Solo hay que esperar, por el bien de la democracia, que no le salga bien la jugada.