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El día de la Dikefobia

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

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El lunes 29 de abril pasará a la historia política española como el día de la Dikefobia. Este término esconde una de las 470 fobias que se han diagnosticado y es la que se caracteriza por el rechazo visceral y enfermizo a la Justicia y todo lo relacionado con la misma.

Sánchez demostró, una vez más, que su verdadera personalidad pivota alrededor de su rechazo visceral a la Administración de Justicia y a todos los que se dedican a administrarla, por eso se enfureció de forma irracional cuando se admitió a trámite la denuncia interpuesta para que se investigaran determinadas conductas de su mujer, olvidando que al día se presentan miles de denuncias y que lo pertinente es incoar diligencias previas tal como establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal y tras iniciar la investigación, continuar o no el trámite procesal.

Pero su personalidad dikefóbica no podía tolerar que se iniciara investigación alguna porque piensa que su persona y su mujer están por encima de la ley. Una denuncia, como su partido ha interpuesto miles de veces contra sus adversarios, desencadenó su furia y actuó como una palanca en la que se ha subido la progresía cínica para arremeter contra el Poder Judicial e iniciar de forma fóbica un asedio a los jueces, que se han atrevido a ser independientes.

Esta conducta dikefóbica tuvo durante los cinco días de vergüenza diversas derivaciones. De esta manera, varios ministros manifestaron distintas fobias. Así, María Jesús Montero descubrió que era hormefóbica al reaccionar dándose palmadas en el pecho para evitar entrar en estado de shock, Óscar Puente exteriorizó su alodoxafobia, es decir, su fobia a escuchar las opiniones de los demás sobre la persona del amado líder, teniendo la reacción de cobijarse bajo 'el puto amo' como pidiendo protección.

Histeria

En definitiva, la histeria en que entró el sanchismo tanto político, mediático, sindical y del artisteo, que toda España pudo ver, se puede diagnosticar como eleutherofobia, que es el miedo a la libertad, tanto libertad de prensa, de expresión, de opinión y a la Justicia como poder libre e independiente. Miedo también a la libertad de pensar diferente y a la libertad del discrepante; miedo a que te digan "el Rey está desnudo" como en el cuento de Andersen "el traje nuevo del emperador". Todo ello desencadenado por la visceral y profunda fobia que le estalló en las manos a Pedro Sánchez cuando la Justicia llamó a las puertas de la Moncloa.

No puede ser presidente de un gobierno democrático quien se enfurece por ser igual que todos los españoles que tenemos que dar explicaciones de nuestros actos cuando somos llamados ante la Justicia, y menos, cuando existe sospecha de abuso de poder, como es el caso que afecta a la ciudadana Begoña Gómez, que en todo caso ha de tener una conducta ejemplar y ejemplarizante respetando la acción de la Justicia, evitando que los españoles podamos percibir que estar en el gobierno o en su entorno familiar exime de responsabilidad política y judicial.

La dikefobia no se combate con más fobia al Poder Judicial como parece que Sánchez está anunciando, siguiendo las sendas de otros dikefóbicos como la argentina Cristina Kirchner o el venezolano dictador Chavez que dictaron leyes para destrozar la independencia de la Justicia en sus países, sino que se cura con humildad y respeto a las reglas democráticas. Así, si te denuncian, te defiendes en los tribunales dando las explicaciones oportunas con toda transparencia, como cualquier ciudadano.

Cinco días fóbicos

Ser presidente del gobierno te da muchas ventajas pero también te impone muchas obligaciones como ser ejemplar y moderado en tus reacciones ante situaciones adversas. Por eso, todo intento de reivindicarse, legitimarse o victimizarse es muy peligroso cuando se hace rebajando la calidad democrática del país al que te has comprometido a servir como ya se ha encargado de señalar la prensa extranjera cuando ha opinado sobre los cinco días fóbicos de Pedro Sánchez.

La libertad de prensa, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y la división de poderes las tienen que entender y digerir el sanchismo político y sociológico, los opinadores de los medios de comunicación sanchistas, los progres del puño en alto, los sindicalistas que afirman que la libertad del Poder Judicial es una bobada y los actores del "no pasarán". Lo demás es dikefobia y eleutherofobia, es decir, miedo a la Justicia y a la libertad.

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