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El 'caradura' Sánchez "decreta" inocente a Begoña Gómez

Pedro Sánchez se ríe junto a María Jesús Montero durante la sesión en el Congreso de este miércoles 22 de mayo.

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Comenzaba la comparecencia parlamentaria de Pedro Sánchez cuando todavía resonaban en los escaños del Congreso la exagerada decisión del Gobierno de retirar a la embajadora en Argentina por llamar Javier Milei corrupta a la esposa del presidente. También, claro, se hablaba en las bancadas de la derrota del PSOE el día antes con la proposición de ley contra los proxenetas. Sus socios lo han dejado solo.

El PP ya había anunciado el martes que se iba a tratar de otro show del mandatario socialista en vísperas del banderazo de salida de las elecciones europeas del 9J.

No se interprete el “caradura” del titular como insulto: es una descripción. Más aún, tengo afecto personal a Sánchez. Sin embargo, como representante público, creo, atesora muchas de las carencias que no debe coleccionar un líder. Nuestro presidente es un consumado jugador de cartas. Juega cada mano con lo que lo que le reparten, casi siempre de farol, porque no tiene demasiada suerte. Pero, hace tan bien su paripé que, aún perdiendo, sale con el laurel en la cabeza.

Esta vez, como dice la periodista Ana Martín en una de sus magnificas crónicas en ‘El Debate’ sobre la sesión parlamentaria de este miércoles: "Sánchez 'decreta' el archivo del caso Begoña sin una sola explicación". A eso iba en realidad al Congreso. Todo lo demás, incluido Palestina, era tramoya.

Vamos a ver, estamos ante un político que no ha dudado en colocar a su esposa como "presunta corrupta" en las portadas de la prensa del mundo entero (cuando anunció que se retiraba cinco días a reflexionar si merecía la pena seguir o no) para ser el protagonista absoluto en la campaña electoral catalana. Es el mandatario que ha concedido una amnistía a Carles Puigdemont, escrita por el mismo fugado de la Justicia, para ganarse el voto de siete diputados que le permiten seguir viviendo en La Moncloa. Pedro Sánchez, es un suma y sigue de actos inmorales con un nexo: su interés personal.

Con este currículum, se ha puesto delante de los diputados en la Carrera de San Jerónimo para explicarles cómo funciona la "máquina del fango" en España: "Su mecanismo es sencillo. Consiste en financiar a pseudomedios de comunicación digitales para que publiquen bulos, de los que luego se hacen eco los señores Feijóo y Abascal. Por último, esos bulos se convierten en acusaciones falsas a través de organizaciones ultraderechistas como Manos Limpias", ha dicho. Y se ha quedado tan fresco: todos los demás son los malvados.

Anda tan sobrado de hipocresía Sánchez que empezó su intervención pidiendo a sus Señorías un debate que no bajase al barro. Para partirse de risa. Al instante rompió él mismo el compromiso mirando a los escaños del Partido Popular. Como Alberto Núñez Feijóo reprochó en la réplica: "Su promesa de no crispar le ha durado unos minutos: máquina de fango, ultras, fango y lodo, ultraderechistas, reaccionarios y por último una descalificación a un ex presidente del Gobierno de España".

Tenemos un mandatario preocupado y ocupado del "Eje del Mal" mundial. Ha confesado leer constantemente informaciones "públicas y confidenciales" al respecto. Vladimir Putin y Benjamin Netanyahu están vigilados desde La Moncloa. Podemos estar tranquilos. Ahora, también, ha puesto encima sus ojos sobre Javier Milei. En realidad, faros largos para evitar hablar de lo que le pasa aquí, la corrupción que le salpica, su debilidad para gobernar. La política internacional no es para mejorar nuestro país, es para él un parapeto en el que se refugia de los escándalos personales que le cercan.

En fin, por desgracia, hemos asistido a otra sesión parlamentaria convocada para que Sánchez exhiba otro numerito electoral. A.M.BEAUMONT

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