Cerrar

El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Creado:

Actualizado:

La ofuscación del presidente le lleva a no reconocer que su esposa está siendo investigada por un juez. Ni siquiera asume que un recurso de la Fiscalía ha obligado a tres jueces más de la Audiencia Provincial de Madrid señalar en un auto que existen indicios suficientes de corrupción en los negocios y tráfico de influencias para seguir investigándola. Por cierto, jueces compañeros de su ex ministra de Justicia, Pilar Llop.

Nada le vale a Pedro Sánchez. Todo es “fango” lo que se le echa encima. Una “trama” injusta contra Begoña Gómez. La conspiración de tabloides de ultraderecha, periodistas de la 'fachosfera', políticos ultras y reaccionarios que desean frenar los aires progresistas que trae al país su “progresismo”. Es ridículo: ha perdido la cabeza.

Begoña, Koldo, Ábalos, Armengol, Adif, el hermano del presidente, los siete diputados de Puigdemont comprados con una amnistía dictada por el prófugo desde Suiza, no son el problema para el secretario general socialista. No es la corrupción económica y política lo que le cerca. Son los demás, los “reaccionarios”, que le acosan injustamente.

Cualquier dirigente democrático, ante lo que tiene encima Sánchez, estaría dando explicaciones. Él se ofende, como si fuese un chiquillo enrabietado, y sigue anclado en el recuerdo de sus hooligans que le jalearon en la puerta de Ferraz. No ve que ya no le queda más hilo del que tirar. El camino de la luz y taquígrafos es el que debería haber acometido, el de someterse a los jueces y, por supuesto, al dictamen de los españoles. Así, insisto, actúa cualquier político con talante demócrata.

Sánchez ha demostrado estos días que la investigación a su mujer le ha desencajado, sangra tanto por la herida, ha perdido los nervios y la sensatez de tal forma, que no está capacitado para proseguir con sus importantes tareas públicas.

Su paso este miércoles por el Congreso de los Diputados mostró a un mandatario perdido y hundido, por mucha fama de resistente tenga. ¿España puede permitirse tener a alguien en estas condiciones en La Moncloa? Alguien cuyas decisiones se adoptan, por su estado inestable, a su obsesión personal permanente. Porque, como no le queda nadie a quien arrear más en el plano nacional, ahora, busca enemigos externos: Israel, el argentino Javier Milei, la italiana Giorgia MeloniEl roto internacional es descomunal.

Lo lógico es que hiciese caso a Alberto Núñez Feijóo y convocase elecciones. Pero, probablemente no lo hará hasta que no le quede otra salida. Seguramente, el PP debe valorar, serenamente, ante la deriva por la que se hunde Sánchez, impulsar una moción de censura “instrumental” para que otro presidente ponga fecha a una nueva cita con las urnas. Esto no da más de sí. A.M.BEAUMONT