Crónica de una muerte política anunciada
El pasado 30 de mayo, día de San Fernando y celebración del Corpus Christi según el santoral católico, se consumó la defunción del PSOE. Todos aquellos que estuvimos en el Congreso de los diputados pudimos ver en vivo y en directo como se derrumbaba uno de los partidos que construyeron la transición de 1978.
Pero mientras los diputados del PSOE iban votando Si como cuerpos sin alma, me iba viniendo a la cabeza la gran obra literaria de García Márquez, "Crónica de una muerte anunciada", en la que desde el primer momento los lectores sabemos que el protagonista, Santiago Nasar, va a morir porque sus asesinos lo van anunciando por el pueblo , y el único que lo desconoce es el propio amenazado de muerte el cual se entera solo cinco minutos antes.
Eso mismo le ocurrió el pasado día 30 de mayo al PSOE, ya que sus asesinos lo anunciaron de forma clara, tanto Junts como ERC. En boca de Rufián y Nogueras lo dijeron claro: "La amnistía que se aprueba este día representa la muerte del régimen de 1978", todos lo oímos y los únicos que no se han dado por enterados son los diputados socialistas que siguieron la soflama de su candidata a las elecciones europeas Teresa Ribera a las puertas de Ferraz: "Estamos orgullosos que nos llamen perros".
Los socialistas prefirieron ir al tanatorio a rebelarse con dignidad como hizo Lambán en el Senado, incluso cuando el presidente del Partido Popular Feijóo lo mencionó en su discurso como símbolo de lealtad constitucional, se oyó desde la bancada socialista cómo le llamaban traidor y le insultaban de todas las formas y maneras.
Los diputados socialistas aplaudían de forma canina sin querer darse cuenta que a quien proclaman obediencia perruna ni siquiera estaba sentado en su escaño y solo entró en el Hemiciclo cuando se iba a votar. Tal fue la falta de escrúpulos de Sánchez con los suyos propios que dejó a sus diputados solos ante las amenazas de los crecidos socios separatistas y ni siquiera quiso intervenir para defender su personal ley de amnistía que se ha convertido en su personal apuesta para seguir viviendo en la Moncloa.
Muchos vimos el rostro de la indignidad en la mueca en forma de sonrisa de Sánchez que contagiaba a sus propios diputados, que no se han dado cuenta que van a ser cada uno de ellos los que van a sucumbir en sus provincias mientras que su amado pastor sobrevivirá en la Moncloa.
Pero esta risa confiada de los diputados socialistas es la que tenía el protagonista de la novela de García Marquéz que se paseaba por las calles sin darse cuenta que la sentencia ya la habían firmado los que habían jurado su muerte ante todo el pueblo, cumpliéndose de forma inexorable su "muerte anunciada".
Esta crónica de la "muerte política anunciada" de los diputados socialistas efectuada desde la tribuna del Congreso de los diputados un 30 de mayo, pasará a la historia del parlamentarismo español, siendo notarios todos los que participamos en esta sesión histórica, y veremos pronto como los que anunciaron la "muerte política" de la democracia española ponen en marcha su anuncio. Siendo lo mas triste que los diputados socialistas se piensan que no va con ellos esta muerte anunciada, puesto que va dirigida únicamente contra la oposición , los jueces y la prensa libre y que a ellos los perdonarán.
Los que votamos No a esta infamia somos plenamente conscientes de lo que están buscando los independentistas y pondremos todo nuestro empeño en defender la democracia, pero aquellos que votaron Sí, pensando que van a ser perdonados, se darán cuenta de su error solamente minutos antes de ver cómo un nuevo Tsunami democrátic los arrasa.
Ese fin lo conoce Sánchez, por eso dejó que fueran sus leales caninos los que le hicieran la faena y fueran humillados por los discursos de odio de sus socios. Pero el inquilino de la Moncloa está pensando ya en otra crónica y es la de cómo fundar el próximo movimiento nacional y de las JONS, eso si muy "progresista, muy antifascista y con perspectiva de género".
El próximo 9 de junio los ciudadanos que no queremos ser protagonistas de la crónica de la muerta anunciada de nuestra democracia de 1978 podemos evitarlo votando en las elecciones y derrotando a los que la están anunciando y a los que la aceptan con sonrisas cómplices. Para eso es necesario que las urnas acrediten que somo más los que amamos nuestra constitución y que Sánchez no se le de ninguna tabla de salvación disgregando nuestra respuesta.