La suicida fragmentación de la derecha
El centro y la derecha concurren de nuevo partidos a las elecciones del 9J, que se plantean como un plebiscito a Pedro Sánchez. Según casi todos los sondeos, tres opciones de ese segmento conseguirán representantes el próximo domingo: PP, Vox y “el nuevo grupo ultra del difusor de bulos” (así lo define El País) Alvise Pérez.
Pese a esa división, los populares de Alberto Núñez Feijóo ganarán las elecciones con 22-23 diputados. La segunda fuerza del sector será la de Santiago Abascal con 7. Mientras, la tercera en discordia, “Se acabó la Fiesta” (que es, en verdad, como se llama el grupo de Alvise) se conformará con uno.
Sin embargo, la división del centro-derecha beneficia (y mucho) a Sánchez. De ahí la poca diferencia que va a existir entre populares y socialistas este 9 de junio (22-23 frente a 20). De hecho son innumerables los estudios y análisis electorales que así lo destacan.
La simulación más gráfica, de los efectos perversos de la división, es la que se hace, por ejemplo, para unas elecciones generales. Por ello la importancia de presentar un bloque lo más unido posible, cuando de lo que hablamos es de “cerrar el sanchismo”.
Vayamos a lo mollar:
11.000.000 de votos para el centro-derecha, dependiendo cómo concurra, varía de la siguiente manera:
1) En una candidatura, serian 180 diputados (mayoría absoluta).
2) Con dos listas, obtendría 170 diputados (con lo que Sánchez podría sumar a todo el progresismo y tener, como ahora, mayoría para seguir en La Moncloa).
Y si son tres las papeletas electorales que se dan cita, la suma de sus diputados caería hasta 150 (el gran sueño de Sánchez para perpetuarse).
Son habas contadas. A.M.BEAUMONT