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Desmontando punto por punto la carta de Sánchez a la ciudadanía

Sus ataques a la oposición, a los jueces y a la prensa nos sitúan ante un jefe de Gobierno que ha perdido el norte y está inmerso en una preocupante deriva autoritaria

Pedro Sánchez

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La segunda carta del Pedro Sánchez a la ciudadanía es indignante y vergonzosa a partes iguales, algo impropio en un presidente del Gobierno de una democracia de la Unión Europea. No todo vale para intentar escapar a sus responsabilidades políticas, a las explicaciones debidas y al deber de responder ante la justicia de su esposa.

Sus ataques a la oposición, a los jueces y a la prensa nos sitúan ante un jefe de Gobierno que ha perdido el norte y está inmerso en una preocupante deriva autoritaria. Su carta merece una contestación punto por punto.

Dice que la decisión de citar a su esposa como imputada el próximo 5 de julio “se anuncia sólo cinco días antes” de las elecciones europeas, lo que a su juicio “resulta extraño” ya que "habitualmente, se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el desarrollo normal de una campaña electoral y, por tanto, el voto de los ciudadanos”. Y añade que deja en manos del “lector extraer sus propias conclusiones”.

La conclusión, señor presidente del Gobierno, es que usted ha roto tantas reglas no escritas que no tiene derecho a quejarse lo más mínimo. Ha roto la regla no escrita de dejar gobernar al partido que gana las elecciones generales, la de no pactar con Bildu, la de no negociar con prófugos de la justicia y la de no dejar que los delincuentes redacten las leyes que borran sus delitos. Ha roto tantas cosas que tiene derecho a exigir nada a los demás.

Añade Sánchez en su carta que su esposa y él mismo están “tranquilos” porque “no hay nada detrás de esta acusación, sólo un zafio montaje impulsado por las asociaciones ultraderechistas demandantes”. Este es uno de los párrafos más indignantes, por falso y absurdo. Esas asociaciones denunciantes no se han inventado nada. Las informaciones periodísticas en las que se fundamenta o han inspirado las denuncias, muchas aportadas por ESdiario, están absolutamente contrastadas y representan un ejercicio de la libertad de prensa y el derecho a informar. No ha habido ni un derecho de rectificación ni una querella a los medios por la sencilla razón de que las noticias son veraces y la actuación de Begoña Gómez es, como mínimo, infumable desde el punto de vista de la estética democrática.

“En mi anterior carta”, prosigue Sánchez, “denuncié la deriva de una coalición reaccionaria capitaneada por el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal -o por el Sr. Abascal y el Sr. Feijóo, tanto monta monta tanto-, para usar todos los medios a su alcance con el fin de quebrarme en el plano político y personal. Su objetivo es que yo renuncie, que dimita”.

Esta es probablemente la parte más grave de la carta. Esa “coalición reaccionaria” que está detrás de la denuncia a su esposa y de su citación a declarar como imputada lleva implícita una acusación de prevaricación, de lawfare si lo prefieren, al juez Peinado. La instrucción judicial formaría parte de esa “máquina del fango” y de esa estrategia que denuncia en su carta. Es sencillamente intolerable que un jefe de Gobierno haga eso. No puede poner en entredicho el Estado de Derecho por su propia conveniencia personal.

Sánchez prosigue en esa misma línea al afirmar que “estos próximos días, usted será testigo de una cuidada coreografía diseñada por la coalición ultraderechista para intentar condicionar las elecciones y debilitar al Gobierno”. Es una maniobra preventiva. Es decir, todo el que salga a pedirle explicaciones o responsabilidades al presidente, desde políticos a periodistas, formará parte de la “coreografía ultraderechista” y en consecuencia carecerá de credibilidad.

Por si hay dudas de que esto es así, un poco más adelante lo deja muy claro con sus propias palabras: “Estos días leerá y escuchará usted mucho ruido y aún más furia en tabloides digitales nacidos para propagar bulos, en platós de tertulias televisivas y radiofónicas al servicio de amplificar esa desinformación, y en tribunas donde se rasgarán las vestiduras el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. Todo, mentira. Un gran bulo. Uno más”.

Tan desesperado está que recurre incluso al populismo feminista: “Ella es una mujer trabajadora y honesta que reivindica su derecho a trabajar sin renunciar a ello por las responsabilidades de su marido”, afirma.

A ver, señor Sánchez, nadie le pide a Begoña Gómez que renuncia a trabajar y a una carrera profesional, simplemente le exigimos que no se dedique a actividades que interfieren, colisionan y se cruzan claramente con la actividad de su marido como presidente del Gobierno. De hecho dejó su trabajo en una empresa de marketing, labor que podría haber continuado sin ningún problema, para dedicarse a recaudar fondos de empresas que contratan con el Estado. ¡Infumable!

Sólo un autoritario delirante puede arremeter de esta manera contra la oposición, contra la prensa crítica y contra los jueces. Busca desacreditarlos para anularlos, evitar dar la cara y salir indemne de esta situación tan comprometida para él. España no merece un presidente así. Por eso solo queda recordarle sus propias palabras dirigidas a Rajoy hace unos años: “Si usted no pone fin a su agonía, desgraciadamente acabarán agonizando las instituciones y nuestra democracia. Solo le queda una salida honorable: presente su dimisión oficial ante el Rey”.

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