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El coche eléctrico también deja al aire las vergüenzas de Sánchez

Dimite el presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos engañado por el Gobierno y descorazonado respecto a la evolución de la implantación del coche eléctrico

Pedro Sánchez

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Este jueves presentó su dimisión el presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos (ANFAC), Wayne Griffiths, engañado por el Gobierno y descorazonado respecto a la evolución de la implantación del coche eléctrico en España. Se marcha dando un sonoro portazo en las narices de Pedro Sánchez al que acusa de falta de “compromiso” y del que dice que “no está a la altura de lo que merece nuestro país, el segundo fabricante de coches en Europa y el octavo en el mundo”.

Este Gobierno que tanto se llena la boca con el cambio climático, la transición ecológica y la Agenda 2030, demuestra cada vez que tiene oportunidad que estamos más ante una política de discursos que de hechos reales. El coche eléctrico supuestamente era una de las principales apuestas del Gobierno. Así se ha encargado de predicarlo Sánchez y sus ministros del ramo en multitud de ocasiones.

El dimitido Griffiths acababa de renovar en su cargo hace unos meses, en diciembre pasado. Lo hizo, confiesa, “porque el Gobierno se comprometió a ser un aliado del sector y a poner en marcha rápidamente medidas concretas y eficaces”. De hecho, recuerda el ya expresidente de ANFAC, en febrero, el propio Sánchez “se comprometió a revisar el Plan MOVES y a impulsar la infraestructura de recarga”. Ahora, unos meses después, nada de eso se ha cumplido y se marcha “decepcionado, porque ahora toca acelerar, no frenar”.

El cohete de la economía española parece que va más despacio que lo que el coche eléctrico requiere. Ni el maná de los fondos europeos, ideal seguramente para este desarrollo, ha servido para cumplir con los compromisos adquiridos por el Ejecutivo.

La situación del vehículo eléctrico en España es de estancamiento en un 10% de cuota de mercado cuando el objetivo es llegar al 25%. Eso, según Griffiths, “está más lejos ahora que hace un año”. El mensaje que manda la dimisión del presidente de ANFAC es preocupante. La supuesta apuesta por el coche eléctrico, por la movilidad sostenible en definitiva, es cartón piedra. Y además llega en un momento clave porque varios gigantes del motor han comprometido ya enormes inversiones en nuestro país, unas para electrificar sus líneas de producción y otras, por ejemplo, para abrir fábricas de baterías.

Quizás otros se lo piensen cuando tengan que decidir dónde invertir su dinero. Ojalá no sea así, pero un Gobierno que no cumple sus compromisos no transmite precisamente demasiada confianza a las empresas. Quizás a Wayne Griffiths le ha cogido por sorpresa la falta de palabra de Pedro Sánchez, aunque esa sea una de sus principales señas de identidad.

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