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El PSOE y la relativización de la corrupción: el TC lava más limpio

El PSOE lleva tiempo presumiendo de sus corruptos. Y si llega la condena, ahí está en última instancia el Tribunal Constitucional para arreglarlo

Pedro Sánchez

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El Tribunal Constitucional más politizado y contaminado de la historia ha tumbado la condena por prevaricación a una de las principales condenadas en la trama de los ERE, la ex consejera de la Junta de Andalucía y ex ministra Magdalena Álvarez. Una sentencia que produce bochorno por varios motivos. Primero porque ha sido por 7 votos a favor y 4 en contra, como siempre que está en juego algo que le interesa al Gobierno. Segundo, por los propios argumentos de la ponente. Y tercero porque era un secreto a voces desde que Pedro Sánchez dio a entender hace unas semanas la exculpación de la socialista.

Magdalena Álvarez, en lugar de tratar de pasar inadvertida y disfrutar en silencio de esta absolución política, se ha dedicado a disfrazarse de víctima. Ha llegado a decir que el mayor caso de corrupción política en España fue “un montaje político del PP para ganar en las urnas de manera sucia”. El mundo al revés. Los ladrones presumen de honrados. Los chorizos son las víctimas.

El PSOE lleva tiempo presumiendo de sus corruptos. En plena campaña de las elecciones andaluzas, Rodríguez Zapatero gritó en un mitin aquello de “orgullo de Chaves y Griñán”, los expresidentes de la Junta que fueron los verdaderos cerebros del sistema fraudulento de los ERE. Si cuando no se atisbaba la absolución sacaban pecho por ambos condenados, qué no hará el PSOE cuando sean absueltos.

Lo mismo pasa con Begoña Gómez, que al parecer es la imputada más inocente de la historia, otra mártir de una trama política, mediática y judicial para acabar con Sánchez. La justicia nunca es justa cuando el que se pone en el punto de mira es un socialista o una ley del Gobierno sanchista.

Y si llega la condena, ahí está en última instancia el Tribunal Constitucional para arreglarlo. Cándido Conde-Pumpido y sus seis apóstoles del sanchismo no tienen rubor en dejar impune los ERE o en darle el visto bueno a la ley de amnistía o a una “financiación singular” para Cataluña o, llegado el caso, a un referéndum de independencia. El TC siempre lava más limpio.

Y si se denuncia este sistema perverso y corrupto, inmediatamente el denunciante se convierte en un peligroso fascista que no acepta las reglas de la democracia. Eso es lo que ha venido a decir la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, que ha criticado que el PP no acepte una sentencia del Constitucional. “Respetar a los órganos constitucionales es de primero de Democracia”, ha escrito esta señora que hace muy pocos días aplaudía las cartas de Pedro Sánchez a los españoles en las que se denuncia el lawfare judicial contra el Gobierno. Ver para creer. Tanto cinismo es insoportable.

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