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Editorial

Un buen pacto por el CGPJ: Sánchez no puede meter sus zarpas

Todo debía quedar atado y bien atado para que no haya que fiarse del líder socialista, por la sencilla razón de que es imposible fiarse de él.

Esteban González Pons, Vera Jourová y Félix BolañosComisión Europea

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El PP y el PSOE han alcanzado un acuerdo para la renovación del CGPJ con cinco años de retraso, por lo que ya era necesario y urgente hacerlo, siempre y cuando se cumplieran una serie de condiciones para que Pedro Sánchez no pudiera meter sus zarpas en el órgano de gobierno de los jueces. Todo debía quedar atado y bien atado para que no haya que fiarse del líder socialista, por la sencilla razón de que es imposible fiarse de él.

No dejar nada o casi nada a la palabra dada por el presidente era esencial para no apuntillar la democracia, bastante deteriorada ya por el manoseo de Sánchez al Tribunal Constitucional y la fiscalía general del Estado. Aunque estando el socialista en medio todo debe ser puesto en cuarentena, parece que lo ha logrado el PP con una serie de medidas que se contemplan en el acuerdo.

Así, el Partido Popular propondrá 10 vocales y el PSOE otros 10 y, además de ese empate numérico entre progresistas y conservadores, ninguna de las dos sensibilidades podrá imponerse a la otra ya que las decisiones requerirán una mayoría de tres quintos.

A priori parece que el Partido Popular se ha llevado una clara victoria en este pulso que mantenía con el PSOE, lo que es una gran noticia para España y su democracia, pero el movimiento se demuestra andando

Además, el Gobierno no podrá designar al presidente del Tribunal Supremo que será elegido por los vocales del Consejo por un mínimo de 13 votos a favor, al igual que los demás nombramientos discrecionales que correspondan al CGPJ.

Se fija además que en el plazo de seis meses el CGPJ presente una propuesta para la participación de los jueces en la elección de los 12 vocales de procedencia judicial. Veremos en qué queda ese punto, que era el uno de los principales escollos para el acuerdo, ya que los populares defienden esa fórmula mientras que los socialistas se oponían rotundamente hasta la fecha.

A priori parece que el Partido Popular se ha llevado una clara victoria en este pulso que mantenía con el PSOE, lo que es una gran noticia para España y su democracia, pero el movimiento se demuestra andando. Es inevitable sentir una desconfianza tremenda. Habrá que ver si el pacto no incluye algún resquicio por el que pueda colarse Sánchez y si nada queda a su voluntad, porque ya sabemos de qué es capaz.

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