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CGPJ: regeneración para el postsanchismo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión de control al Gobierno

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EDUARDO PARRA

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Con la renovación del CGPJ y la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial en paralelo, se ha conseguido dar un paso muy importante en la necesaria regeneración democrática que es necesaria en España, sobre todo pensando en el postsanchismo. Este acuerdo supone un golpe duro al tic autoritario con el que este Gobierno está gestionando los nombramientos en las instituciones y distintos organismos del Estado.

Hoy en día, que se haya logrado que el Partido Socialista firme un acuerdo en el que se hable de independencia es todo un éxito democrático, es un verdadero logro que supone toda una moción de censura a los seis años de gobierno de Pedro Sánchez y un paso de gigante para lograr de nuevo la necesaria regeneración democrática de nuestras instituciones.

Pero sobre todo es iniciar un camino que culmine con la derrota de aquellos que niegan la transparencia, la libertad y la igualdad de los españoles, que consideran que solo es válida la libertad de expresión y de prensa cuando se es dócil con el poder, y se niegan aceptar que la Justicia es igual para todos se viva en la Moncloa, en Portugal o en Tailandia, como es el caso de miembros del entorno familiar de Pedro Sánchez.

El papel de Europa

Y todo ello con la intervención directa de la Comisión Europea que se ha convertido en notario vigilante para que a Sánchez ni se le ocurra incumplir lo acordado, ya que supondría convertirse en el nuevo “paria internacional”. Esa mala imagen es lo que más le preocupa al presidente, al que le encanta pasearse por Bruselas con ese balanceo y sonrisa que le caracteriza.

Pero el trabajo de regeneración solo ha hecho que empezar ya que es fundamental garantizar la independencia del resto de instituciones: del Tribunal Constitucional, del Defensor del Pueblo, del Consejo de Estado, de la Fiscalía General del Estado, entre otras. La independencia de los órganos que controlan al poder ejecutivo es uno de los principios fundamentales que debe persegir toda democracia.

El día después de publicarse el acuerdo, Sánchez solo pudo hablar de "para ti la perra gorda" cuando Feijóo le dijo en la sesión de control al gobierno que se ha derrotado la política consistente en insultar a la oposición por defender los contrapesos que hacen del estado democrático un estado de derecho. También que se es autoritario cuando se señala a jueces y periodistas por hacer su trabajo o cuando el oscurantismo, la opacidad y la falta de transparencia son las señas de identidad del Gobierno.

Estoy convencido que esta regeneración democrática es compartida por la mayoría de los españoles que se han pronunciado hace escasas semanas en las elecciones europeas en las que los socialistas perdieron dos millones de votos y fueron superados por el Partido Popular en 700.000 sufragios.

La figura del Fiscal General

Pero lo que está pasando más desapercibido del acuerdo firmado el pasado 25 de Junio es la referencia a la regeneración de la figura del Fiscal General del Estado evitando la politización extrema del actual titular, Álvaro García Ortíz, que ha hecho prevalecer su activismo político al cumplimiento de sus obligaciones plasmadas en el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal. En el acuerdo se plasma que no podrá ser propuesto para dirigir la Fiscalía quien en los cinco años anteriores haya tenido participación política.

Con este acuerdo, no hay que olvidar que ha sido firmado por Bolaños en nombre del Gobierno, nunca más tendremos en España un Fiscal General que no defienda los derechos de los ciudadanos cuando hay que apuntalar el relato gubernamental; tampoco que se dedique a proteger el interés privado y familiar del presidente del gobierno frente al interés público tutelado por la ley.

Desterrados

Estoy convencido de que en el futuro los nombres de Dolores Delgado y de Álvaro García serán recordados como la antítesis de la calidad democrática por su silencio vergonzante ante los ataques a la independencia de los tribunales, por sus nombramientos que han sido declarados por el Tribunal Supremo como "desviación de poder" o por su insensibilidad con el dolor de las víctimas en la ley del sí es sí que fue clamorosa, apoyando la aplicación de una ley que dejaba en libertad a violadores y pederastas, en contra del criterio de los tribunales. Este activismo partidista es lo que hay que ha quedado desterrado de la política.

Se abre una nueva etapa en la que se empieza a vislumbrar cómo debe ser el postsanchismo. La fórmula es sencilla de escribir pero difícil de lograr hasta que Sánchez salga del poder, y esta consiste en independencia de la justicia, despolitización de la fiscalía, separación efectiva de poderes, fortalecimiento institucional. Pero ya han comenzado a darse los primeros pasos, ahora hay que conseguir dar lossegundos y la Fiscalía es la siguiente institución a regenerar.

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