EDITORIAL
Le Pen gana en Francia: la izquierda y la derecha no tienen respuesta
Despachar el voto mayoritario de los franceses con el miedo a la extrema derecha es de una miopía preocupante
Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, ha ganado las elecciones presidenciales en Francia y buscará la mayoría absoluta el próximo domingo en la segunda y definitiva vuelta. El pueblo francés ha hablado como nunca, con una participación histórica, cercana al 70%, 20 puntos por encima de la registrada en la primera vuelta hace dos años.
Le Pen ha sabido poner el acento en los problemas que la gente de pie percibe como los suyos y que tienen mucho que ver con el la inseguridad ciudadana, el orden público y la pérdida de los valores tradicionales de los franceses. Y todo ello ligado a un fenómeno, el de la inmigración, que desborda Francia
La reacción de Macron, el gran derrotado, y de Jean-Luc Mélenchon, el líder de la extrema izquierda, agrupada en el Nuevo Frente Popular, es la de dos políticos que no entienden lo que está pasando y no ven los problemas que sí ve Le Pen y le han llevado a ganar, los problemas de una Francia decadente. Que la única respuesta de los perderdores sea alertar de nuevo contra la extrema derecha y pedir que no haya ni un voto más para Le Pen es absurdo en estos instantes. Los franceses no parecen estar en esa onda.
Se echa en falta una elemental autocrítica de la izquierda y el centro-derecha. Sus mensajes se centran en asuntos que seguramente son muy importantes a escala global, pero insignificantes ante el día a día de los franceses. Le Pen, por el contrario, ha sabido poner el acento en los problemas reales de la gente de a pie que tienen mucho que ver con el la inseguridad ciudadana, el orden públicoy la pérdida de los valores tradicionales de los franceses. Y todo ello ligado a un fenómeno, el de la inmigración, que desborda Francia.
Los votantes de Le Pen son mayoritariamente trabajadores, gente humilde, clase media-baja… Esa Francia al menos percibe como suyos y preocupantes todos esos asuntos. De hecho, los franceses han votado un programa electoral que incluye medidas como un referéndum sobre la inmigración, la expulsión de los inmigrantes que delincan, la retirada de ayudas sociales a las familias con menores de edad cuyos padres cometan delitos. Además, en su alegato contra la Agenda 2030 proponen una reducción de las exigencias medioambientales que, según afirman, empobrecen a los franceses.
Despachar el voto mayoritario de los franceses con el miedo a la extrema derecha es de una miopía preocupante. Ante las medidas que propone Le Pen, algunas de ellas bastante radicales, en asuntos como la inmigración o la Agenda 2030, los políticos de extrema izquierda, izquierda y centro-derecha no tienen respuesta ni sensibilidad, únicamente la negación de los mismos, el mensaje del miedo y la incomprensión. Si los franceses votan a un partido como Le Pen será por algo, porque necesitan soluciones a sus problemas reales. Quizás las soluciones que proponen sean erróneas o extremas, pero son las únicas que alguien les pone encima de la mesa.
En estas condiciones es muy fácil vaticinar que Le Pen ganará por mayoría absoluta el próximo domingo. Es un aviso a todas las formaciones mayoritarias de otros países de Europa. O son capaces de percibir las preocupaciones reales de la gente y ofrecer respuestas que vayan más allá de la demagogia y la negación o seguirán el camino de la derecha y la izquierda en Francia.