Salgamos a sostener la democracia hundida

Todo el mundo lo había visto venir. Los políticos y los periodistas somos únicos en eso de decir a toro pasado "ya te lo dije". Ahora, con Le Pen como primera fuerza política en Francia hay un resurgimiento de la llamada a sujetar la democracia. "¡Qué horror, la extrema derecha en el corazón de Europa!", gritan a coro aquellos que por años se han creído con superioridad moral como para arrogarse la expedición de los carnets de demócratas. No les ha servido para nada, por cierto. Los ciudadanos son los únicos capaces de entregar tales distinciones.

Aquí en España, claro, corren ríos de tinta simplones para encuadrar la pintura francesa con la española. Demasiados siguen pensando que basta negar aquello que no se entiende para quitarse el embolado de encima. En el país galo con dejar de ver al 33% de los votantes lo tienen arreglado. Pobres. Los "cordones sanitarios", los "muros" son la solución. Ante la crispación social, en lugar de mirar la luna, sigamos fijándonos en el dedo que la señala. Nuestro gran problema es el político de enfrente, no las preocupaciones reales de quienes abren y cierran el país. Aunque siempre llega un día, a fuerza de tanta soberbia ideologizada, que los enemigos son más que los amigos. A.M.BEAUMONT