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LA MIRILLA

La Sanchista Inquisición

Pedro Sánchez en el Congreso

Pedro Sánchez en el CongresoEDUARDO PARRA

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El Tribunal Supremo ha cerrado la vía de amnistiar a los jefes del procés del delito de malversación. Carles Puigdemont y el resto de fugados serían detenidos si vuelven a España. Oriol Junqueras y compinches siguen inhabilitados. Varapalo judicial a los planes de Pedro Sánchez, que ahora está empeñado en cerrar los medios de comunicación que no desean comulgar con sus ruedas de molino. El concepto de país del presidente excluye a todo aquel que no le hace la pelota lo suficiente y a los que buscan cumplir con sus obligaciones. Dentro de la muralla gubernamental sólo caben los que cada día están dispuestos a decir amén a lo que marca La Moncloa. 

Malos tiempos para la libertad de expresión y opinión, malos tiempos para los servidores del Estado (como jueces y fiscales) deseosos de resolver según el imperio de la ley. A los primeros, les espera el castigo de excomunión del Papa monclovita por ejercer su tarea de contrapoder. A los otros, a los “fachas con toga”, haberse creído que pueden ser una barrera para los “soberbios” planes progresistas presidenciales.

Las hogueras inquisitoriales están preparadas. Las llamas calientan el lecho de muerte que se ha ido levantando para arrojar a los heterodoxos. La muchedumbre se apresta a rodear el espectáculo público. Las redes se llenan de inflamados al dictado de la oficialidad. La Sanchista Inquisición sigue la mano izquierda del poder. Sólo se abrirán las puertas del muro para quienes se caigan del caballo y vean la luz que expide Sánchez. Eso sí, antes, los conversos deberán colgar visible un jamón en la puerta. 

A. M. BEAUMONT

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